Cómo evaluar y potenciar el perfil emprendedor

El emprendimiento supone una carrera de fondo: requiere una gran dosis de pasión, esfuerzo y compromiso. Además hay un factor crítico del éxito en todo el proceso: el bienestar y estado emocional del emprendedor ¿Es posible evaluar y potenciar el perfil emprendedor?

Los emprendedores emocionalmente equilibrados son más capaces de tomar decisiones acertadas, gestionar el estrés, la ansiedad y ser capaces de construir relaciones sólidas. El bienestar emocional de los emprendedores es un ingrediente fundamental para el éxito, tanto de la empresa, del equipo como del propio emprendedor. Emprender no es solo cuestión de crecimiento económico, es una cuestión de transformación personal. 

¿Los emprendedores nacen o se hacen?

En la discusión sobre si los líderes o los emprendedores nacen o se hacen, hay una cuestión clara: existe una combinación de factores genéticos y sociales en juego. Hay una parte de la personalidad que está influenciada por factores genéticos, pero también hay una parte que se puede desarrollar a través de la experiencia, el aprendizaje y el desarrollo de competencias en relación al perfil emprendedor. 

Como señala el experto en psicología de emprendimiento, Javier García Manzanedo: “El emprendedor se hace, se hace sin duda. Hay una parte genética y una parte social. Si la persona ha visto emprender en su entorno, tiende a… pero se aprende, a emprender se aprende”.  Tal como las investigaciones demuestran, la personalidad desempeña un papel clave en la innovación y el emprendimiento.

Atletas de una maratón, atletas de su propio negocio

Emprender supone una actividad desafiante, con un alto nivel de compromiso, de estrés, de inversión en tiempo, dedicación, esfuerzo, dinero… el precio que supone ser atleta de élite es comparable con el precio que puede suponer fundar y dirigir una nueva empresa. 

Los emprendedores se enfrentan a una gran serie de retos, desde la incertidumbre financiera, la negociación con los inversores hasta el posible rechazo de los clientes. Los desafíos económicos van acompañados a su vez de los propios desafíos vitales y personales – desde el equilibrio mental como emocional; desafíos tanto o más importantes como la formulación de un plan de negocios o la obtención de financiamiento. Lo que está en juego no solo es dinero, es la persona. 

Resulta esencial mirar el complejo funcionamiento emocional de los emprendedores y poder brindarles las herramientas necesarias para crear contextos más saludables, tanto financiera como emocionalmente. Dos factores de hecho, inseparables.

Relevancia del factor humano

Definir un plan de negocios, evaluar su viabilidad, crear un nicho de mercado, manejar estrategias de marketing, financiación e inversión… todas estas competencias técnicas son imprescindibles para poder emprender. Al mismo tiempo las competencias socioemocionales (SES) desempeñan un papel vital en la consecución del éxito, de un éxito logrado desde la satisfacción personal y empresarial, es decir, aprendiendo a dejarse la piel, sin dejar a nadie por el camino. 

Existe un alto porcentaje de startups que fracasan por el factor humano, de ahí que el perfil de una persona emprendedora deba tener tolerancia al estrés, al riesgo, tener autonomía en la toma de decisiones, ser autosuficiente, a la par saber escuchar, saber aconsejarse, aprender a localizar el éxito o el fracaso en las decisiones tomadas y no en la suerte, etc.

Pero ¿es posible evaluar, medir e incluso potenciar las características psicológicas que definen a un perfil emprendedor? Porque si somos capaces de evaluar y medir la personalidad de la persona emprendedora seremos capaces de predecir a futuro posibles fracasos o éxitos, seremos capaces de desarrollar las áreas psicológicas susceptibles de convertirse en obstáculos, seremos capaces de potenciar los talentos y fortalecer habilidades, crear un plan de crecimiento, acompañamiento y capacitación enfocado a su perfil emprendedor. En definitiva, seremos capaces de predecir y optimizar el éxito o fracaso del proyecto, porque potenciando la persona, optimizamos la empresa. Fomentando una “mens sana” garantizaremos un negocio próspero.

Evaluación del perfil emprendedor. Psicología del emprendimiento.

Desde Human AI – poniendo a disposición la tecnología de la inteligencia artificial y los conocimientos de la psicolingüística – elaboramos un informe con las competencias de más impacto para el perfil emprendedor: mentalidad abierta, curiosidad intelectual, cooperación, audacia, confianza en uno mismo, asertividad o la cordialidad, entre otras.

El informe está elaborado en base a dos fuentes. Por un lado, se ha realizado una investigación de evidencia científica que evalúa el impacto de las competencias socioemocionales (SES) en la personalidad emprendedora a partir del modelo OCEAN de personalidad. Por otro lado, se recoge la valoración de las competencias, a través de una encuesta a 40 expertos con experiencia en el mundo del emprendimiento – emprendedores, empresarios, asesores, inversores y académicos – en la que, en base a su conocimiento y experiencia, las han clasificado por orden de importancia para que una persona desarrolle un perfil emprendedor. A partir de ambas fuentes –  la evidencia científica y los expertos – se han establecido las agrupaciones de competencias en el orden de importancia: competencias críticas, relevantes o necesarias. 

Así, un perfil emprendedor ideal puntuará alto o muy alto (en verde) todas aquellas que pertenecen al “OCEA”, es decir, a los cuatro grandes: Apertura a la experiencia (Openness to experience), Responsabilidad (Conscientiousness), Extraversión (Extraversion), Amabilidad (Agreebleness). En cambio las relacionadas con la desregulación emocional (Neuroticism) como son inversas, puntuarán bajo o muy bajo.  

La psicología del emprendimiento permite, por tanto, evaluar la capacitación para emprender, demostrar estadística y matemáticamente el perfil emprendedor, poder acceder a un informe con una evaluación de aquellas competencias que influyen e impactan en la actitud emprendedora de una persona, y ser capaz de tomar decisiones en función de esas evaluaciones. En definitiva, poder trabajar el enfoque estratégico de negocio partiendo del conocimiento socioemocional del emprendedor, para saber así cómo guiarle y cómo potenciarlo humanamente.