IA + Soft Skills en 2026: el año en que el talento humano se vuelve medible, entrenable y estratégico

Si 2023–2025 fueron los años de la adopción acelerada de la inteligencia artificial en educación, empleo y salud, 2026 será el año en que la IA y las soft skills convergerán definitivamente en una nueva arquitectura del talento humano.

Una arquitectura donde medir para mejorar dejará de ser un privilegio de grandes organizaciones y debería convertirse en un estándar transversal en escuelas, empresas y sistemas de orientación.

Las tendencias que vienen no aparecen de la nada: son la evolución natural de tres hechos ya demostrados por la investigación científica y por la propia experiencia aplicada de Human AI:

  1. Las soft skills predicen el rendimiento, el bienestar y el éxito vital mucho más que las habilidades técnicas aisladas.
  2. Son maleables, se pueden desarrollar con entrenamiento, feedback y un entorno adecuado.
  3. El lenguaje es un espejo fiable de la personalidad, y la IA permite analizarlo de forma objetiva para evaluar competencias socioemocionales sin test tradicionales.

A partir de ahí, 2026 dibuja un escenario claro, la IA no sustituirá las soft skills, que son esencialmente humanas: las hará visibles, entrenables y estratégicas.

De medir a personalizar el desarrollo socioemocional: la IA entra en fase 2

Hasta 2025, la gran innovación fue demostrar que la IA puede evaluar más de 35 competencias socioemocionales a partir del lenguaje natural, con precisión comparable a instrumentos psicométricos y evitando el sesgo de autopercepción.

En 2026 veremos la evolución de esta tecnología hacia tres direcciones:

a) Perfiles dinámicos en lugar de fotografías estáticas

Las evaluaciones dejarán de ser momentos puntuales para integrarse en el ciclo de aprendizaje o desarrollo profesional.

La IA permitirá medir y ver la evolución periodica de aspectos como: resiliencia en situaciones de estrés, colaboración en dinámicas de equipo, pensamiento crítico en tareas complejas, motivación y autoeficacia frente a objetivos personales.

Esto permitirá ajustar itinerarios educativos o laborales casi en tiempo real.

b) Recomendaciones personalizadas basadas en evidencia

La IA no solo dirá “cómo eres”, sino qué puedes mejorar, cómo hacerlo en tu escenario específico y cómo evaluar ese progreso con recomendaciones personalizadas y aplicables en cada contexto.

c) Sistemas de alerta temprana para bienestar emocional

Con indicadores de vulnerabilidad al estrés, desregulación emocional, ansiedad social.

Esto será especialmente clave en escuelas y universidades para reducir abandono, ansiedad académica y riesgos psicosociales.

El pensamiento crítico será la soft skill más vigilada del planeta

La evidencia reciente es contundente: la sobredependencia de la IA está erosionando el pensamiento crítico, especialmente entre jóvenes.

En 2026 veremos tres movimientos globales:

a) Evaluación del pensamiento crítico en centros educativos

Al igual que evaluamos comprensión lectora, los sistemas medirán la capacidad del alumnado para cuestionar, contrastar, argumentar y detectar sesgos.Y ajustarán dinámicas pedagógicas para reforzar la autonomía intelectual.

b) Diseños de “IA que enseña a razonar con la IA”

Paradoja fecunda: la IA se convertirá en sparring cognitivo del alumnado.

En vez de generar respuestas finales, generará respuestas debatibles diseñadas para activar el criterio y provocar análisis.

c) Políticas públicas para frenar la automatización cognitiva

La UNESCO ya lo anticipó: si delegamos demasiado en la IA, disminuye nuestra autonomía. En 2026 veremos marcos regulatorios que exigirán enseñar a usar IA sin perder agencia humana.

La empleabilidad entra en su nueva era: del CV al “perfil competencial vivo”

El CV está dejando de ser una herramienta útil.  En 2026, las empresas priorizarán las habilidades socioemocionales como la regulación emocional, el pensamiento crítico, la asertividad y comunicación, la adaptabilidad, persistencia, tolerancia a la frustración.

Y lo harán a través de evaluaciones objetivas basadas en IA, ya validadas por decenas de estudios de Human AI en FP y en empresas.

Tres cambios clave en RRHH para 2026

1. Selección basada en SES + datos predictivos
Las empresas filtrarán talento por potencial, no por experiencia previa.

2. Planes de desarrollo escalables
Cada persona recibirá un “CV de competencias socioemocionales” actualizado automáticamente según su actividad formativa, desempeño y evolución socioemocional.

3. Cultura organizativa centrada en confianza y seguridad psicológica
La investigación es clara: equipos con alta confianza rinden más y se implican más.

La medición continua de indicadores como la colaboración, empatía y gestión emocional permitirá a los líderes intervenir antes de que surjan conflictos.

Emprendimiento 2026: la personalidad emprendedora se vuelve medible

Las investigaciones realizadas por Human AI ya permiten identificar 26 competencias socioemocionales críticas en emprendimiento, clasificadas por su impacto real.

En 2026 veremos un salto:

a) Aceleradoras que seleccionan por mentalidad, no solo por ideas

Competencias críticas identificadas por la literatura y los expertos —mentalidad abierta, audacia, cooperación, asertividad, creatividad…— serán criterios de selección tan importantes como el modelo de negocio.

b) Programas que personalizan mentorías según perfil SES

Los emprendedores impulsivos recibirán entrenamiento en deliberación y autocontrol.
Los perfiles excesivamente cautos trabajarán su audacia y tolerancia al riesgo.

c) Bienestar socioemocional del emprendedor como KPI obligatorio

Porque sin regulación emocional no hay resiliencia, y sin resiliencia no hay emprendimiento.

Educación 2026: la tutoría humana se amplifica con el apoyo de la IA en el desarrollo socioemocional

Los proyectos aplicados en escuelas y FP demuestran algo clave: cuando docentes y orientadores tienen información objetiva sobre soft skills, la relación educativa mejora y el alumnado progresa más rápido.

En 2026, esto se convertirá en estándar:

a) Tutorías basadas en datos SES + narrativas personales

La IA analizará textos reflexivos para identificar fortalezas, áreas de mejora y barreras emocionales. Será posible anticipar falta de motivación, desconexión escolar, ansiedad académica, baja autoeficacia.

b) Integración en el currículum

Las competencias socioemocionales dejarán de ser solamente “transversales” y pasarán a ser también evaluables, entrenables y curriculares, siguiendo el marco de la OCDE.

c) Modelos de acompañamiento basados en evidencia lingüística

Human AI ya trabaja en la validación lingüística de corpus para identificar indicadores específicos de apertura, resiliencia, extraversión, responsabilidad o amabilidad.
En 2026, estos modelos serán aún más precisos y adaptados culturalmente.

Salud mental: IA como brújula y no como diagnóstico

El estudio PersonIA ya ha demostrado que la IA puede ayudar a evaluar rasgos de personalidad en contextos clínicos con trastornos leves para mejorar el acompañamiento psicológico.

Siempre desde una perspectiva ética y nunca diagnóstica.

Conclusión: 2026 será el año en que la IA hará visible lo invisible del talento humano

En 2026, la IA no reemplazará las soft skills: las multiplicará. Las hará entendibles. Y las pondrá en el centro de las decisiones educativas, laborales y personales.

Pasamos de un mundo donde las soft skills eran “intangibles” a uno donde son:

  • medibles, gracias al análisis del lenguaje,
  • entrenables, gracias a planes personalizados,
  • predictivas, gracias a modelos basados en evidencia,
  • estratégicas, porque determinan rendimiento, salud, liderazgo y bienestar.

Human AI ya ha mostrado el camino. La ciencia ya lo ha avalado. 2026 será el año en que lo humano vuelva al centro, apoyado por una IA más ética, más objetiva y más cercana.

Soft skills y permanencia universitaria: cómo prevenir el abandono desde los primeros años de carrera

Más allá de las notas

El abandono universitario sigue siendo uno de los mayores retos para la educación superior. Cada año, miles de estudiantes interrumpen su formación por razones que van más allá de los factores económicos o académicos. La evidencia científica muestra que las competencias socioemocionales —las llamadas soft skills— son uno de los predictores más potentes de la permanencia y el éxito académico.

Comprender y medir estas habilidades desde los primeros años de carrera puede marcar la diferencia entre un estudiante que se adapta y prospera, y otro que se desvincula del entorno universitario. El modelo OCEAN, ampliamente validado por la psicología de la personalidad, nos ofrece una guía clara para entender cómo rasgos como la responsabilidad, la estabilidad emocional o la apertura a la experiencia inciden directamente en la permanencia universitaria.

La responsabilidad: el cimiento del éxito académico

La dimensión de Responsabilidad (Conscientiousness) engloba rasgos como la autodisciplina, la perseverancia, el orden y la deliberación. Numerosos estudios confirman que estos factores predicen el rendimiento académico incluso más que el cociente intelectual.

De hecho, los estudiantes responsables suelen mostrar una mejor gestión del tiempo, hábitos de estudio consistentes y mayor autoeficacia.

Entre las competencias clave destacan:

  • Autodisciplina: capacidad de mantener la concentración pese al aburrimiento o las distracciones.
  • Necesidad de logro (grit): perseverancia para alcanzar metas exigentes.
  • Orden y organización: estructuras claras que reducen la ansiedad y el riesgo de abandono.
  • Autoeficacia académica: confianza en la propia capacidad para lograr objetivos.

Estabilidad emocional: la base de la resiliencia

La estabilidad emocional, entendida como la capacidad de mantener la calma y recuperarse ante la adversidad, es otro de los grandes predictores de permanencia académica.

Los estudiantes con mayor resiliencia y regulación emocional toleran mejor la presión y muestran menor vulnerabilidad frente al estrés.

Programas de bienestar universitario y estrategias de mindfulness o gestión emocional han demostrado reducir significativamente los niveles de ansiedad ante los exámenes y aumentar la sensación de control y autoeficacia.

En términos prácticos, fomentar la regulación emocional no solo previene el abandono, sino que también contribuye a una comunidad universitaria más saludable y cooperativa.

Amabilidad: integración y pertenencia

Las competencias asociadas a la Amabilidad —como la empatía y la cooperación— fortalecen el sentido de pertenencia, un factor clave para evitar el aislamiento y la deserción.

Los datos de la Encuesta OCDE sobre Habilidades Sociales y Emocionales confirman que los estudiantes con altos niveles de empatía, cooperación y confianza presentan mejores relaciones sociales y mayor satisfacción vital.

Fomentar espacios de trabajo en equipo, tutorías entre pares y proyectos colaborativos permite que el estudiantado construya redes de apoyo emocional, especialmente cruciales en los primeros años de universidad.

Apertura a la experiencia: motor de curiosidad y motivación

La Apertura a la experiencia, que incluye la curiosidad intelectual y la disposición a aprender de manera autónoma, impulsa la motivación intrínseca y la exploración creativa.

Estudios recientes muestran que la curiosidad es uno de los mejores predictores del aprendizaje profundo y sostenido.

Entornos que estimulan la exploración, la creatividad y la investigación temprana favorecen una conexión emocional con el conocimiento y, por tanto, una mayor permanencia académica.

Medir para mejorar: el papel de la inteligencia artificial

El gran desafío es cómo medir y fortalecer estas competencias de forma objetiva y continua.

En Human AI, hemos desarrollado un enfoque validado científicamente que evalúa más de 35 competencias socioemocionales a través del lenguaje natural, sin recurrir a tests tradicionales.

La IA aplicada al análisis del lenguaje permite evaluar niveles de autodisciplina o autoeficacia en las redacciones de los propios estudiantes, generando un mapa claro de fortalezas y áreas a desarrollar. Analizando textos escritos por el propio alumnado —por ejemplo, ensayos reflexivos o respuestas abiertas—, la IA puede identificar patrones lingüísticos asociados a rasgos como resiliencia, empatía o autodisciplina. 

Este análisis genera informes personalizados con recomendaciones prácticas, lo que permite al profesorado diseñar acompañamientos específicos desde el inicio de la carrera.

Experiencias aplicadas en colegios y centros de formación profesional han demostrado que medir las soft skills ayuda a tener un punto de partida para conocer y potenciar el bienestar emocional.

Del dato al desarrollo humano

Prevenir el abandono universitario no es solo una cuestión de políticas académicas, sino de comprender a la persona que aprende. Medir las competencias socioemocionales desde los primeros años permite anticipar dificultades y personalizar el acompañamiento. Porque el talento no depende únicamente del coeficiente intelectual, sino de una serie de habilidades que todos podemos aprender, practicar y fortalecer.

Las competencias socioemocionales siguen siendo el verdadero diferencial. La buena noticia es que, gracias a la ciencia y a la inteligencia artificial aplicada, hoy podemos medirlas, desarrollarlas y convertirlas en aliados estratégicos del éxito académico y personal.

Prevenir el abandono no empieza cuando un estudiante se va… sino cuando lo ayudamos a quedarse.

Cómo medir y desarrollar las competencias clave para la vida en la era de la IA

El pasado 27 de noviembre se celebró un encuentro clave dentro del Programa RETOS de la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN). Bajo el título “¿Cómo medir y desarrollar las competencias clave para la vida en la era de la IA?”, el webinar reunió a universidades, equipos de talento y líderes educativos para abordar un reto común: comprender mejor las competencias socioemocionales (SES) y potenciar su desarrollo con apoyo de una inteligencia artificial ética y basada en evidencia.

El evento estuvo liderado por María Beunza, CEO de Human AI Tech y docente en la Universidad de Navarra, y Beatriz Abad, directora de I+D en Human AI Tech, y sumó dos voces invitadas de referencia:

  • Eliana García, headhunter y fundadora de Mentha Executive Search.
  • Andrés Hernán Mejía Villa, director de Maestrías en Gerencia Estratégica y Gerencia de la Innovación en la Universidad de La Sabana.

1. Un cambio de paradigma: las habilidades humanas como diferencial en la era de la IA

La sesión comenzó con una idea clara: la tecnología avanza, pero el valor diferencial sigue siendo humano.

Beatriz Abad recordó con evidencia que:

  • Solo el 2% del éxito profesional se explica por el cociente intelectual, según James Heckman.
  • Las habilidades no cognitivas (empatía, regulación emocional, resiliencia, colaboración…) predicen mejor el desempeño, el liderazgo y el bienestar que las cognitivas.
  • El 50% de los empleos futuros demandará competencias socioemocionales, según el Foro Económico Mundial.
  • La crisis global de salud mental supone pérdidas de 1 billón de dólares anuales en productividad.

“Eso que llamamos soft es, en realidad, lo más core del desarrollo humano”, subrayó Abad.


2. La evidencia detrás del desarrollo socioemocional: modelos, historia y ciencia

La ponente ofreció un recorrido por los principales modelos científicos:

Modelos clásicos de la inteligencia emocional

  • Salovey y Mayer (modelo de habilidades): percibir, usar, comprender y regular emociones.
  • Modelos de rasgo (Petrides–Furnham): autopercepciones emocionales evaluadas mediante cuestionarios.
  • Modelos mixtos (Goleman, Bisquerra, Bar-On): combinan competencias, rasgos y habilidades para explicar el funcionamiento humano.

Evolución tecnológica de la medición

Beatriz explicó las tres generaciones que han permitido evaluar SES con IA:

  1. Diccionarios psicológicos en análisis automático del lenguaje.
  2. Correlación entre textos y test de personalidad estandarizados.
  3. Aprendizaje profundo, que comprende patrones lingüísticos complejos y contexto.

Este avance permite pasar de la subjetividad de los tests a mediciones más objetivas, rápidas y situadas en el lenguaje natural de la persona.


3. La propuesta de Human AI: medir en segundos para desarrollar toda una vida

María Beunza presentó el asistente de IA desarrollado por Human AI Tech:

  • Evalúa 35 competencias socioemocionales en 3 segundos.
  • Lo hace a partir de textos escritos por la persona (800–1000 palabras).
  • Genera informes personalizados, basados en el modelo OCEAN y validados en publicaciones científicas.
  • Ofrece recomendaciones concretas de desarrollo, no solo un diagnóstico.

Beunza insistió en un principio:

“La IA no sustituye: acompaña, ilumina y potencia.”

El objetivo no es automatizar decisiones, sino fortalecer la agencia humana, ayudando a estudiantes y profesionales a conocerse mejor y crecer de forma personalizada.


4. Voces invitadas: universidad y empresa ante los nuevos desafíos

Andrés Mejía (Universidad de La Sabana): “El futuro de la educación será socioemocional o no será”

Mejía presentó Symphony, un proyecto de la Universidad de La Sabana dentro de su visión de universidad de tercera generación.
Integrar IA para medir SES permite:

  • Reorientar programas de asesoría académica.
  • Detectar necesidades socioemocionales invisibles para los docentes.
  • Rediseñar procesos formativos basados en datos reales del estudiante.
  • Tomar decisiones más humanas y más informadas.

Eliana García (Mentha Executive Search): “La IA no es moda: multiplica el impacto del talento”

Desde la mirada del sector empresarial, García afirmó que:

  • Los reclutadores “ya no buscan solo CV: buscan personas capaces de trabajar con otros, adaptarse, innovar y liderar”.
  • La IA es una aliada para superar sesgos de autopercepción, especialmente en ámbitos como el liderazgo o el emprendimiento.
  • Las organizaciones que invierten en competencias socioemocionales obtienen mejores resultados en productividad, clima laboral y retención de talento.

5. Casos reales donde IA + SES están transformando la educación y la empleabilidad

Los ponentes compartieron experiencias aplicadas en universidades iberoamericanas y europeas:

  • Red Win: estudios de perfil innovador y emprendedor en 6 universidades iberoamericanas.
  • Universidad de Argentina: formación de 10 000 personas para empleos tecnológicos.
  • Universidad de La Rioja: microcredenciales en empleabilidad basadas en SES.
  • Universidad de Navarra: evaluación de habilidades en programas de innovación y emprendimiento.

Estos casos muestran una tendencia clara: la IA ética puede escalar la evaluación socioemocional sin perder profundidad humana.


6. Conclusión del webinar: medir es el primer paso para transformar

La sesión cerró con un mensaje compartido por todos:

“Las competencias socioemocionales no son opcionales. Son la base del bienestar, de la empleabilidad y del liderazgo en la era de la IA.”

Medirlas no es un fin en sí mismo, sino un medio para:

  • Acompañar mejor.
  • Personalizar la formación.
  • Reducir desigualdades.
  • Anticipar dificultades.
  • Potenciar el talento.

El webinar dejó claro que Latinoamérica —y en particular Colombia— se encuentra en un momento estratégico para liderar esta transformación desde la educación, la empresa y la innovación.

Puentes que transforman: lo que aprendimos en México con ICEX Desafía

Durante dos semanas, parte del equipo de Human AI Tech participó en el programa Desafía México, impulsado por ICEX y Red.es, un itinerario diseñado para conectar a startups españolas con uno de los ecosistemas de innovación más vibrantes de Latinoamérica.

Nuestra CEO, María Beunza, y nuestro responsable de Innovación, Iñigo Benito, recorrieron Ciudad de México y Monterrey con un propósito claro: seguir construyendo una inteligencia artificial ética que potencie el desarrollo humano, aprendiendo —y colaborando— con instituciones educativas, organizaciones empresariales y actores públicos de primer nivel.

Este es el resumen de un viaje que confirma algo esencial: la innovación crece cuando se encuentran culturas, miradas y desafíos comunes.


Ciudad de México: educación, talento y una acogida cálida

La primera parada fue Ciudad de México, donde la agenda giró en torno a la intersección entre IA ética, educación y talento.

Encuentro con Grupo Educa de la Red Aprende
Un espacio lleno de preguntas valiosas sobre cómo la IA puede acompañar a docentes, equipos directivos y estudiantes en el desarrollo de competencias socioemocionales desde el aula. La conversación mostró un interés compartido:
cuando la tecnología se pone al servicio del bienestar, la comunidad educativa responde con apertura y visión de futuro.

Visita a Grupo Gigante en la sede de ICEX
Pudimos exponer nuestro enfoque basado en evidencia científica y comprender cómo grandes organizaciones mexicanas integran la innovación en sus estrategias de talento y cultura organizacional.

En estos primeros días se confirmó una intuición:
Latinoamérica es un territorio fértil para impulsar una IA centrada en las personas.


Monterrey: investigación aplicada, tecnología educativa y política pública

La segunda etapa del viaje nos llevó a Monterrey, donde la colaboración con actores educativos y gubernamentales abrió nuevas posibilidades.

Trabajo con el Tecnológico de Monterrey
Participamos en sesiones con empresas, organizaciones y miembros del propio Tec interesados en nuestras soluciones.
El diálogo con César Sánchez y Rodrigo Correa, del Institute for the Future of Education (IFE), fue especialmente inspirador:

  • exploramos oportunidades de investigación aplicada,
  • iniciativas de transferencia tecnológica,
  • y la creación de ecosistemas conjuntos de educación e innovación.

Como compartió nuestra CEO, estas jornadas fueron tanto para presentar como para escuchar: comprender los retos reales del talento, la educación y el bienestar socioemocional en el contexto mexicano.

Visita al Living Lab del IFE
Un espacio donde se testea tecnología educativa con impacto real. Aquí pudimos profundizar en cómo la IA puede contribuir a medir y desarrollar competencias humanas en contextos reales y diversos.

Reuniones con el Gobierno de Nuevo León
Nos reunimos con la Secretaría de Economía y la Secretaría de Igualdad, conversando sobre soluciones que fortalezcan la empleabilidad, el bienestar y el talento en el estado. Gracias a Cristóbal Cárdenas, del ecosistema de emprendimiento de Nuevo León, por abrir puertas tan significativas.

Encuentro con CAINTRA Nuevo León
El diálogo con la Cámara de Comercio permitió explorar colaboraciones con el sector empresarial para impulsar el desarrollo del capital humano desde competencias socioemocionales medibles y accionables.


Un hilo común: innovación con propósito

A lo largo del viaje, algo se repitió en cada conversación:
la tecnología educativa tiene sentido cuando potencia el desarrollo humano.

En Human AI Tech lo creemos profundamente:

  • cuando ayuda a comprender mejor a estudiantes, docentes y equipos;
  • cuando aporta luz sobre las competencias socioemocionales que sostienen el aprendizaje y la convivencia;
  • cuando se integra con ética y evidencia científica.

Este viaje confirmó que México está construyendo un ecosistema vibrante donde ciencia, educación e innovación humanista pueden crecer juntas.


Gracias a quienes lo hicieron posible

  • ICEX y Red.es, por impulsar Desafía México.
  • New Ventures, por facilitar puentes reales entre proyectos, instituciones y oportunidades.
  • Todas las organizaciones, instituciones educativas y profesionales que nos recibieron con generosidad, curiosidad y espíritu colaborativo.

Volvemos con nuevas preguntas y nuevas alianzas

Regresamos a España con la certeza de que este viaje fue solo el comienzo.
Porque construir una IA ética y humanista requiere algo más que tecnología: requiere alianzas, escucha y diversidad de miradas.

Seguiremos tendiendo puentes entre España, México y toda Latinoamérica para avanzar hacia una educación más humana, más consciente y más preparada para el futuro.

Bachillerato Internacional y soft skills: un puente entre la formación integral y la inteligencia artificial

Integrar lo humano y lo tecnológico en la educación del siglo XXI

El desarrollo integral del alumnado exige mucho más que buenas calificaciones. La educación debe cultivar no solo la mente, sino también el carácter, la empatía y la capacidad de adaptación. En este contexto, el Bachillerato Internacional (BI) —reconocido por su enfoque en la formación integral y la ciudadanía global— se ha consolidado como un modelo que equilibra las dimensiones cognitiva, ética y emocional.

Sin embargo, hasta hace poco tiempo, medir y acompañar el desarrollo de estas dimensiones resultaba un desafío. ¿Cómo evaluar objetivamente la curiosidad, la empatía o el equilibrio emocional? ¿Cómo traducir los atributos del perfil del BI en competencias observables y entrenables?

La respuesta empieza a llegar de la mano de la inteligencia artificial.

Un proyecto pionero: Irabia-Izaga y Human AI

El Colegio Irabia-Izaga (Pamplona) ha dado un paso innovador al integrar Human AI, una plataforma de inteligencia artificial desarrollada para medir y potenciar competencias socioemocionales (SES) mediante el análisis del lenguaje natural.

El proyecto, presentado por el docente Fernando García en el II Congreso Internacional DocencIA, fue desarrollado en colaboración con el equipo de Human AI. Su objetivo fue alinear los diez atributos del perfil del Bachillerato Internacional —indagación, conocimiento, razonamiento, comunicación, integridad, mentalidad abierta, solidaridad, audacia, equilibrio y reflexión— con las 35 competencias socioemocionales derivadas del modelo OCEAN (“Big Five” de la personalidad).Comprendiendo la personalidad: Modelo OCEAN – Human AI

A través de esta correspondencia teórica y práctica, se logra un marco educativo coherente entre los principios del BI y las evidencias científicas de la OCDE sobre el papel de las soft skills en el éxito académico y personal.

De los atributos a las competencias

El estudio identificó correspondencias significativas entre los atributos del perfil del BI y las SES. Por ejemplo:

  • Indagación se relaciona con mentalidad abierta, curiosidad intelectual y compromiso con los demás.
  • Comunicación con empatía, asertividad, colaboración y sociabilidad.
  • Integridad con sentido del deber, responsabilidad y franqueza.
  • Audacia con regulación emocional y búsqueda de acción.
  • Equilibrio con estabilidad emocional y orden.
  • Reflexión con deliberación y autoconciencia.

Estas asociaciones no sólo tienen valor teórico sino que también permiten operacionalizar el desarrollo socioemocional del alumnado con datos objetivos. Human AI genera informes individuales y grupales que ayudan al tutor a identificar fortalezas, áreas de mejora y posibles líneas de acción. Además, incluye un recomendador pedagógico que traduce los resultados en planes personalizados para trabajar en tutoría o aula.

IA al servicio del acompañamiento humano

Lo más interesante de esta experiencia es su equilibrio entre tecnología y humanidad. Como subrayó Fernando García, “la herramienta no sustituye al tutor, sino que amplía su mirada”. Human AI ofrece una evaluación rápida, objetiva y contextual, a partir de textos escritos por los propios alumnos, pero la interpretación y el acompañamiento siguen siendo profundamente humanos.

El modelo Irabia-Izaga refuerza las cuatro dimensiones de su modelo educativo —física, cognitiva, socioemocional y espiritual— demostrando que la inteligencia artificial puede ser una aliada ética para personalizar la educación sin deshumanizarla.

Un referente para la educación integral

La integración del Bachillerato Internacional con la evaluación socioemocional basada en IA representa un modelo educativo pionero, donde los valores del BI encuentran un correlato medible y formativo en las soft skills del siglo XXI.

El proyecto confirma lo que la investigación científica señala, y es que las competencias socioemocionales —empatía, responsabilidad, autocontrol o curiosidad— son entrenables, evaluables y predictoras del bienestar y el éxito académico.

Human AI traduce esa evidencia en práctica educativa, permitiendo que cada alumno conozca mejor sus fortalezas, que cada tutor disponga de datos objetivos y que cada centro educativo pueda construir una cultura de aprendizaje más humana, consciente y basada en evidencia.

““Detrás de cada modelo de inteligencia artificial debe haber una intención educativa: comprender mejor a las personas para ayudarlas a desarrollarse plenamente.”

Fernando García, docente en Irabia – Izaga

Soft Skills ¿innatas o adquiridas?

¿Nacemos con las soft skills o se aprenden?

¿Un líder nace o se hace? Esta pregunta ha generado siempre debate en educación, empresa y psicología. Competencias como la empatía, la resiliencia o el liderazgo ¿son talentos innatos o destrezas que cualquiera puede desarrollar con práctica? 

La ciencia ya nos ofrece respuestas sólidas: aunque la genética influye, el entorno y el entrenamiento constante pueden moldear y mejorar nuestras capacidades socioemocionales de manera sustancial.

La influencia de la genética en las soft skills

La psicología de la personalidad, desde los trabajos pioneros de Lewis Goldberg que dieron forma al modelo de los Big Five (OCEAN), muestra que en nuestros rasgos básicos hay un componente hereditario.

¿Qué dicen los estudios?

Investigaciones con gemelos indican que alrededor del 40–60% de la variación en rasgos como extraversión, amabilidad o apertura mental se explica por factores genéticos. Esto significa que podemos nacer con predisposiciones. Por ejemplo, alguien puede tener un temperamento naturalmente más empático o más introvertido según su genética.

Neuroplasticidad y entrenamiento: la otra mitad de la historia

Ahora bien, herencia no es destino. La influencia del ambiente, la educación y la experiencia es igual o más importante para configurar nuestras soft skills.

El cerebro humano posee una extraordinaria neuroplasticidad. Es capaz de crear y reforzar nuevas conexiones neuronales a lo largo de toda la vida en respuesta al aprendizaje y la práctica. Esto implica que incluso habilidades con una base biológica pueden desarrollarse mediante entrenamiento adecuado.

Ejemplos prácticos

  • Un rasgo de personalidad como la extraversión puede facilitar la comunicación interpersonal, pero una persona introvertida también puede volverse un gran orador si entrena oratoria y habilidades sociales en entornos favorables. Del mismo modo, individuos menos empáticos por naturaleza pueden aumentar su empatía mediante ejercicios de perspectiva, mentoría y contacto frecuente con realidades distintas. La neurociencia ha observado que la práctica deliberada de la compasión y la empatía produce cambios funcionales en el cerebro —activando circuitos de “sincronización” entre personas—, lo que refuerza la capacidad empática con el tiempo.
  • La apertura a la experiencia (curiosidad, imaginación) puede predisponer a la creatividad, pero la creatividad se puede cultivar. Exponer a alguien a retos novedosos, técnicas de brainstorming, arte o resolución de problemas abiertos suele mejorar su pensamiento creativo. De hecho, décadas de investigaciones sobre creativity training confirman mejoras medibles en el desempeño creativo de las personas entrenadas. Un meta-análisis reciente encontró efectos positivos moderados pero significativos tras programas formativos en creatividad, lo que demuestra que “crear” también se aprende con las estrategias adecuadas.

En resumen: genética y entorno

Las soft skills no están completamente “escritas” en nuestros genes. La genética marca una línea de salida, pero el desarrollo final de nuestras habilidades socioemocionales depende en gran medida de la educación, la práctica y las experiencias que acumulamos. Nadie “nace” sabiendo liderar o manejar el estrés; son competencias que se forjan a través de la interacción con los demás, de enfrentar desafíos y reflexionar sobre ellos.

La Dra. Beatriz Abad, psicóloga e investigadora en proyectos I+D de Human AI, lo resume así: “aunque algunas personas poseen estas habilidades de manera natural, todos pueden desarrollarlas con el entrenamiento adecuado… con la educación adecuada y un entorno de apoyo, cualquier persona puede cultivar las habilidades necesarias”.

En otras palabras: las soft skills «se hacen más que se nacen«, siempre que exista motivación y condiciones de aprendizaje.

¿Todas las competencias son “entrenables”?

La respuesta corta es : toda competencia socioemocional puede mejorarse mediante la práctica. Sin embargo, hay matices en cómo se entrenan y cuánto tiempo puede tomar ver cambios:

Competencias de mejora rápida

Soft skills específicas y situacionales – como la escucha activa, la gestión del tiempo o hablar en público – suelen mostrar mejoras notables en pocas semanas cuando se practican intencionadamente.

Un profesional puede pulir su habilidad de dar feedback constructivo tras un curso breve y algo de ensayo supervisado. Un estudiante puede aprender técnicas de estudio colaborativo o mindfulness en un trimestre y mejorar su autocontrol del estrés.

Competencias que requieren más tiempo

Las competencias más complejas – como la resiliencia, el liderazgo o la mentalidad innovadora – requieren más tiempo y, sobre todo, experiencias reales donde aplicarlas.

La resiliencia, por ejemplo, se fortalece superando dificultades de forma progresiva, reflexionando sobre los fracasos y apoyándose en mentores; no es algo que se adquiera leyendo un manual, sino vivenciando desafíos con apoyo adecuado.

Formar a un líder efectivo implica teoría, coaching personalizado y oportunidades de liderar proyectos en entornos seguros donde pueda equivocarse y aprender. Este tipo de habilidades se desarrollan durante meses o años, con aprendizaje continuo “on the job”.

La clave: medición + feedback + práctica continua

Numerosas iniciativas exitosas siguen este patrón:

  1. Evaluar el nivel inicial de la competencia (cuestionarios 360°, análisis de personalidad o evaluación con IA como la de Human AI).
  2. Ofrecer feedback específico sobre fortalezas y áreas de mejora.
  3. Implementar un plan de práctica deliberada (ejercicios, formación, mentoría).

Este ciclo no ocurre una sola vez, sino repetidamente. La investigación organizacional confirma que los programas de capacitación en liderazgo funcionan. En promedio producen mejoras sustanciales en las conductas y resultados de los líderes entrenados. Pero los resultados se mantienen cuando la formación se refuerza con aplicación práctica periódica y retroalimentación continua.

El enfoque Human AI: medir para mejorar

En Human AI observamos que todas las soft skills pueden desarrollarse si se crea el entorno adecuado. Hemos aplicado programas educativos en los que, tras evaluar rigurosamente las competencias socioemocionales de las personas, se diseñan planes personalizados de mejora y acompañamiento.

Con este enfoque, habilidades como la comunicación, la colaboración o la gestión emocional florecen incluso en perfiles donde inicialmente estaban poco desarrolladas. Un punto de partida bajo no es sentencia definitiva. Con un itinerario claro, los cambios positivos en comportamientos y actitudes son reales y medibles.

Dado que las soft skills son tan determinantes pero a la vez maleables, en Human AI hemos apostado por una solución basada en inteligencia artificial para evaluarlas y desarrollarlas de forma objetiva, rápida y personalizada.

¿Cómo funciona?

Nuestra tecnología combina algoritmos de IA con principios de psicolingüística para analizar el lenguaje natural y extraer de él indicadores de personalidad y competencias socioemocionales. En vez de depender exclusivamente de tests o cuestionarios tradicionales, el sistema puede evaluar más de 35 competencias a partir de textos escritos por la persona (por ejemplo, una redacción libre o respuestas a preguntas abiertas), obteniendo resultados objetivos sin necesidad de pruebas largas.

Gracias a modelos de procesamiento de lenguaje entrenados para reconocer patrones lingüísticos sutiles asociados a distintos rasgos y habilidades. Ciertas palabras, expresiones y estructuras en nuestro discurso revelan, por ejemplo, nivel de empatía, de resiliencia o de pensamiento colaborativo. Analizando estos patrones, Human AI “traduce” las palabras en datos, y dichos datos en informes personalizados. En otras palabras, convierte una redacción cualquiera en un perfil socioemocional cuantificado.

Ventajas de este enfoque

El análisis es inmediato y libre de algunos sesgos típicos de la evaluación humana (como prejuicios conscientes o inconscientes del evaluador). Además, se realiza en contexto – partiendo de contenido generado por el propio estudiante o profesional – lo que permite una evaluación más dinámica y situada en la realidad de cada individuo. Los resultados incluyen fortalezas, áreas de mejora y recomendaciones prácticas para cada persona. 

Por ejemplo, un informe puede revelar que cierto alumno destaca en pensamiento crítico y curiosidad (fortalezas) pero muestra área de mejora en regulación emocional y empatía; a partir de ahí se sugieren actividades concretas para trabajar estas últimas (pautas de mindfulness, tutorías focalizadas, dinámicas de rol en clase, etc.). Esta información objetiva y accionable ayuda a prevenir dificultades futuras en el desempeño académico, el bienestar social-emocional del alumnado e incluso en su orientación vocacional.

Aplicaciones prácticas

El enfoque de Human AI ha sido validado tanto en entornos educativos (institutos de secundaria, universidades) como en entornos corporativos de recursos humanos. 

  • Los tutores y orientadores escolares disponen ahora de datos científicos sobre las competencias socioemocionales de sus estudiantes, lo que enriquece la orientación personalizada: pueden detectar a tiempo qué alumnos podrían necesitar apoyo extra en, digamos, habilidades de resiliencia o autoestima, e implementar intervenciones antes de que esos déficits impacten en sus resultados o abandono escolar. 
  • En el ámbito empresarial, los equipos de Talent Management utilizan la herramienta para identificar el potencial de empleados más allá de lo que dice su CV. Un candidato a liderazgo interno, por ejemplo, puede evaluarse objetivamente en competencias clave (inteligencia emocional, pensamiento estratégico, etc.) y diseñar planes de desarrollo a medida para prepararlo a roles directivos. 

Los informes de Human AI facilitan así la toma de decisiones estratégicas basadas en datos, tanto en centros educativos como en departamentos de RR.HH., conectando el perfil socioemocional con las iniciativas de formación y promoción adecuadas. En suma, proporcionamos insights prácticos para convertir el talento en impacto real, alineando el desarrollo de las personas con las necesidades tanto educativas como laborales.

Conclusión: del potencial a la acción

En la era actual, las soft skills ya no son opcionales ni “complementarias”: son la base de la innovación, la empleabilidad y el bienestar personal y colectivo. A medida que la automatización avanza, las capacidades intrínsecamente humanas – creatividad, empatía, pensamiento crítico, colaboración – serán las que marquen la diferencia. La buena noticia es que no estamos encadenados a las disposiciones con las que nacemos: podemos desarrollarnos continuamente. 

Si puedes medirlo, puedes mejorarlo; y si puedes mejorarlo, puedes transformar cómo aprendes, trabajas y lideras.

La tecnología y la ciencia nos brindan las herramientas para llevar esto a la práctica. Comprender y cultivar las competencias socioemocionales es clave para transformar el talento en impacto real, especialmente en un mundo donde las emociones influyen directamente en el rendimiento profesional, la empleabilidad y la salud mental. Gracias a avances como la inteligencia artificial aplicada a la educación y la gestión de personas, la pregunta deja de ser “¿se nace con ellas o aprenden?” para convertirse en “¿cómo vamos a desarrollar todo ese potencial humano?”. Cada estudiante, cada profesional, tiene un amplio margen de crecimiento en sus soft skills si le proporcionamos el feedback y apoyo adecuados.

En última instancia, invertir en soft skills es invertir en el futuro: de nuestras organizaciones, de nuestras comunidades y de nosotros mismos como personas en constante evolución. 

Si quieres pasar del “dicho al hecho”, te invitamos a medir y potenciar las soft skills de tu equipo o alumnado con nuestras herramientas. Solicita tu demo gratuita y descubre en acción cómo Human AI puede revelar el perfil socioemocional oculto y catalizar su desarrollo hacia nuevas cotas de éxito y bienestar.

Vuelta al cole “socioemocional”

Cómo activar el apoyo socioemocional en el aula

El comienzo de un nuevo curso es emocionante y desafiante a la vez. Tras las vacaciones, el alumnado combina entusiasmo por reencontrarse con sus amigos con los nervios y dudas ante lo nuevo. En este contexto, el apoyo socioemocional es clave. No se trata solo de cumplir el currículo, sino de cultivar un entorno seguro, afectivo y positivo donde cada alumno pueda crecer y desarrollarse plenamente. 

La evidencia es clara: enseñar y fortalecer habilidades socioemocionales mejora el rendimiento académico y el bienestar integral. Atender el lado humano no es un extra; es condición del éxito escolar y personal.

¿Por qué es importante el apoyo socioemocional?

Un alumno que se siente seguro, valorado y comprendido aprende mejor. Las aulas que cuidan el clima y las relaciones muestran mejores resultados académicos y más motivación. También se observan mejor ajuste escolar y convivencia, con menos conductas problemáticas como acoso o violencia.

En la vuelta al cole, el apoyo socioemocional actúa como colchón (regula emociones ante el cambio) y como impulsor (predispone a participar, colaborar y perseverar). Por eso, docentes, directivos, orientadores y personal de apoyo deben alinearse desde el primer día.

Claves para activar el apoyo socioemocional en el aula

La investigación identifica cuatro prácticas clave:

  • Crear un clima de apoyo en el aula
  • Cultivar relaciones positivas docente-estudiante
  • Fortalecer las relaciones entre compañeros
  • Enseñar explícitamente y practicar las habilidades socioemocionales

A continuación, exploramos cada una de estas estrategias y cómo implementarlas en la práctica durante la vuelta al cole.

1. Crear un clima de apoyo socioemocional en el aula

El clima del aula es la base del aprendizaje. Implica crear un ambiente físico y emocionalmente seguro, donde reine el respeto mutuo, la amabilidad y la confianza. En un aula con clima positivo, los estudiantes se sienten seguros para asumir riesgos sin miedo al error, sabiendo que equivocarse es parte natural del aprendizaje y que siempre contarán con apoyo para volver a intentarlo. Fomentar un clima acogedor desde la vuelta a clases ayudará a que los estudiantes se adapten más fácilmente. Un alumno que siente “esta es mi clase, aquí encajo y puedo ser yo mismo” estará mucho más dispuesto a aprender y a dar lo mejor de sí.

¿Cómo lograr un clima de apoyo desde el inicio del curso? 

  • Establecer normas de convivencia positivas.
    Dedicar tiempo la primera semana para co-crear con los estudiantes las reglas del aula, enfatizando valores como el respeto, la empatía y la cooperación. Al involucrarlos en definir ¿cómo queremos tratarnos en clase?, fomentamos su sentido de pertenencia y responsabilidad compartida.
  • Transmitir calidez y apertura.
    Saludar personalmente a cada alumno, aprender sus nombres rápidamente y mostrar cercanía. Una sonrisa y un “¿cómo estás?” sincero cada mañana ayudan a que se sientan bienvenidos. Los docentes que logran que cada estudiante se sienta visto y escuchado están construyendo los cimientos de un clima de confianza.
  • Normalizar el error y el esfuerzo.
    Dejar claro desde el primer día que equivocarse es parte del aprendizaje. Se puede incluso compartir ejemplos de cómo los errores contribuyen a nuevas ideas. Asimismo, responder de inmediato ante cualquier burla o comentario hiriente entre alumnos, aprovechando para reforzar por qué en nuestra clase nos respetamos en todo momento. Cuando los estudiantes ven que el aula es un espacio seguro donde no serán ridiculizados por fallar, se atreven más a participar y persistir en tareas difíciles.
  • Espacios y rituales de bienestar.
    Incluye una “zona de calma” o un minuto emocional al iniciar. Estas rutinas dicen: tus emociones importan y aquí hay lugar para expresarlas. 

2. Cultivar relaciones positivas docente-estudiante

La relación personal con cada alumno es un pilar del apoyo socioemocional. Cuando un estudiante siente que su profesor lo conoce, lo escucha y se preocupa, aparece la confianza que motiva y sostiene el aprendizaje. En otras palabras, la cercanía y la empatía docente sí marcan una diferencia tangible en el desarrollo del alumno.

Acciones para cultivar la relación docente-estudiante 

  • Conocer la historia de cada estudiante.
    Tomarse el tiempo para conversar individualmente con cada alumno en las primeras semanas. Preguntar sobre sus intereses, sus preocupaciones, su familia o incluso cómo fueron sus vacaciones. Estos pequeños momentos demuestran al estudiante que “me importas como persona”, fortaleciendo el vínculo. Además, permiten al profesor detectar tempranamente si algún alumno enfrenta desafíos emocionales o necesita algún tipo de apoyo adicional.
  • Practicar la escucha activa y la empatía.
    Mostrar auténtico interés cuando el estudiante habla, mantener el contacto visual, asentir y hacer preguntas que demuestren comprensión. Validar sus sentimientos (por ejemplo: “Entiendo que estés nervioso por la nueva escuela; es normal sentirse así”). Cuando un alumno se siente entendido sin juicios, desarrolla confianza con el adulto.
  • Ser mentor y ejemplo a la vez.
    El docente no solo enseña matemáticas o lengua; también, con cada interacción, enseña habilidades de vida. Modelar comportamientos como la paciencia, la gestión calmada del estrés o la resolución positiva de conflictos envía poderosos mensajes. Por ejemplo, si un estudiante comete una falta, un profesor que reacciona con calma y asertividad (en lugar de con gritos) está mostrando cómo manejar emociones intensas de forma respetuosa. Esta coherencia emocional del docente crea un ambiente predecible y seguro.
  • Disponibilidad y apoyo.
    Hacer saber a los alumnos que el docente está para ayudar. Esto puede significar tener horarios de tutoría o espacios donde los estudiantes sepan que pueden acudir a hablar si algo les preocupa. También implica prestar atención a las señales de alerta (un cambio de comportamiento, aislamiento repentino, bajo rendimiento inesperado) y acercarse al alumno con tacto: “Noté que estuviste muy callado hoy, ¿hay algo que quieras contarme?”. La detección e intervención temprana ante problemas emocionales es mucho más factible cuando existe un vínculo de confianza.

Es importante recordar que los docentes también son seres humanos con emociones y situaciones personales. Para poder dar apoyo socioemocional, primero deben cuidar de su propio bienestar emocional y capacitación. Desarrollar autoconocimiento sobre las propias emociones, prejuicios y reacciones ayuda al educador a manejar mejor el estrés y a relacionarse con más empatía. Asimismo, buscar formación en inteligencia emocional o técnicas de comunicación asertiva puede enriquecer sus habilidades. Al invertir en la competencia socioemocional del docente, la escuela se asegura de que quienes están al frente del aula estén preparados para acompañar a sus alumnos no solo cognitivamente sino también emocionalmente.

3. Fortalecer las relaciones entre estudiantes

Los vínculos entre pares son la red cotidiana de apoyo. Fortalecer las competencias socioemocionales (como la empatía y las habilidades sociales) mejora la socialización entre pares y el ajuste escolar, a la vez que disminuye la incidencia de fenómenos como el bullying. Sentir que se tienen amigos y aliados en clase eleva el estado de ánimo del alumno, su compromiso con la escuela e incluso su desempeño académico a largo plazo.

Estrategias para fomentar un buen clima grupal

  • Actividades de integración.
    En la vuelta al cole, reservar tiempo para dinámicas que permitan a los alumnos conocerse entre sí en un plano más personal. Pueden ser juegos rompehielo, proyectos colaborativos en pequeños equipos aleatorios, debates sobre temas de interés juvenil, etc. El propósito es que cada estudiante tenga la oportunidad de hablar, escuchar a otros y descubrir puntos en común. Estas experiencias compartidas crean empatía y rompen posibles barreras entre subgrupos.
  • Promover la colaboración sobre la competencia.
    En lugar de enfatizar solo quién saca las mejores notas, es beneficioso implementar actividades en las que todos deban cooperar para lograr un objetivo común. Por ejemplo, realizar retos de clase (resolver un problema entre todos, armar una presentación grupal) o metodologías como el aprendizaje cooperativo. Así, los estudiantes aprenden a valorar las fortalezas de cada compañero, a comunicarse y a apoyarse mutuamente. Se siente el salón como “estamos juntos en esto” más que “cada uno por su cuenta”.
  • Círculos de diálogo y mediación.
    Establecer espacios regulares (semanales, quincenales) donde los alumnos puedan, en círculo y con normas de respeto, compartir sus opiniones, preocupaciones o resolver conflictos de forma guiada. Estas prácticas restaurativas enseñan a los jóvenes a expresar asertivamente sus sentimientos y a escuchar perspectivas ajenas, habilidades básicas para la vida en sociedad. Si surgen roces o malentendidos entre compañeros, el docente puede actuar como facilitador para que ellos mismos encuentren soluciones pacíficas, promoviendo la resolución de conflictos y la empatía recíproca.
  • Proyectos de tutoría entre pares.
    En algunos centros resulta útil asignar “compañeros tutores” o buddy systems, donde un alumno de cursos superiores acompaña a uno más joven, o simplemente emparejar estudiantes al azar para ciertas tareas de apoyo mutuo. Esto crea lazos de mentoría y amistad, y refuerza la idea de nadie se queda atrás: si a alguien le cuesta integrarse, su compañero tutor y el grupo estarán allí para incluirlo.
  • Incluir y visibilizar la diversidad.
    Hay que estar atentos a que ningún estudiante quede aislado sistemáticamente. El docente puede intervenir proactivamente para mezclar grupos, rotar equipos de trabajo, y destacar los aportes de todos por igual. Cuando se logra un ambiente donde cada estudiante siente que es un miembro valioso de la clase, sea cual sea su identidad o procedencia, y que todos se tratan con respeto, entonces hemos construido una comunidad de aprendizaje sólida. Ese sentido de pertenencia será un protector emocional durante todo el año.

4. Enseñar y practicar habilidades socioemocionales explícitamente

Además de crear un entorno favorable, es necesario pasar a la acción directa en el desarrollo de las habilidades socioemocionales (SES) de los estudiantes. Esto implica enseñar de forma explícita competencias como la autoconciencia, la autorregulación emocional, la empatía, la asertividad, la resolución de conflictos, entre otras. No podemos asumir que los alumnos “aprenderán a llevarse bien” espontáneamente; igual que con Matemáticas o Lengua, las habilidades socioemocionales se aprenden, se practican y se perfeccionan. 

La buena noticia es que la evidencia científica muestra que estas habilidades son maleables a lo largo de la vida y pueden desarrollarse con la instrucción adecuada en cualquier etapa educativa. Incluso, organismos internacionales enfatizan que dichas capacidades “se pueden enseñar y aprender en las propias aulas, por lo que requieren planificación y dirección de manera sistemática”. Es decir, debemos planificar intencionalmente experiencias de aprendizaje socioemocional en el currículo escolar. 

Acciones para activar la enseñanza de SES en la vuelta al cole

  • Dedicar sesiones o talleres de SES.
    Por ejemplo, incluir en el horario escolar un bloque semanal (o quincenal) específico para trabajar temas socioemocionales. Existen múltiples programas y recursos (muchos basados en el modelo CASEL) con actividades estructuradas para cada edad. En estos talleres, los alumnos pueden aprender sobre identificación de emociones, técnicas de manejo del estrés (respiración, mindfulness), cómo expresar asertivamente sus opiniones, cómo practicar la empatía activa, etc. Lo importante es que no quede al azar: igual que preparamos nuestras clases de ciencias, preparemos nuestras clases de habilidades para la vida.
  • Integrar contenidos socioemocionales en las asignaturas.
    Otra estrategia es aprovechar temas del currículo regular para incrustar aprendizajes socioemocionales. Por ejemplo, en una clase de Literatura discutir las emociones de los personajes y cómo manejan sus problemas, en Historia analizar dilemas éticos y perspectivas diversas, en Educación Física trabajar el liderazgo y el trabajo en equipo, etc. Así, las SES se vuelven parte natural del día a día escolar y no algo aislado.
  • Practicar mediante dinámicas y juegos.
    El aprendizaje activo es muy eficaz en lo socioemocional. Se pueden realizar role-plays (simulaciones) donde los estudiantes representen situaciones conflictivas y ensayen maneras saludables de resolverlas; juegos cooperativos que requieran comunicación eficaz; desafíos que impliquen tomar decisiones en grupo; análisis de casos o historias para ponerse en los zapatos del otro. Después de cada actividad, la clave está en la reflexión guiada: conversar qué aprendieron, qué sintieron, cómo se relaciona con la vida real. Estas experiencias prácticas ayudan a internalizar las habilidades.
  • Refuerzo y retroalimentación continua.
    A medida que los estudiantes pongan en práctica sus habilidades socioemocionales, es fundamental que reciban feedback. Por ejemplo, elogiar cuando un alumno muestra compañerismo (“Hoy vi cómo ayudaste a tu compañero que estaba triste, eso demuestra tu empatía, ¡bien hecho!”), o corregir con empatía cuando ocurren conductas negativas (“Entiendo que estabas enfadado, pero empujar no es la solución. ¿Qué podrías hacer la próxima vez?”). Esta retroalimentación constante les permite a los alumnos tomar conciencia de su progreso y enfocarse en áreas a mejorar. Con el tiempo, incluso podemos involucrarlos en la autoevaluación: que ellos mismos identifiquen cuáles habilidades socioemocionales dominan bien y en cuáles necesitan trabajar más.

Implementar la enseñanza explícita de las SES puede parecer desafiante al inicio, pero sus frutos son inmensos. Numerosas investigaciones, incluyendo meta-análisis globales, han comprobado que los programas de aprendizaje socioemocional mejoran el comportamiento, aumentan el rendimiento académico y fortalecen las habilidades sociales y emocionales de los estudiantes participantes. Invertir tiempo en ello es invertir en formar personas más íntegras, capaces y resilientes.

Tiempo, espacio y evaluación para el apoyo socioemocional

Un punto transversal a todas las estrategias anteriores es la intencionalidad. El apoyo socioemocional no ocurre de manera espontánea ni solo con buenas intenciones; necesita tiempo, espacio y constancia en la vida escolar. Desde la planificación del año, los equipos directivos y docentes pueden preguntarse: ¿cuándo y cómo vamos a trabajar estas competencias? Ya sea a través de programas establecidos, de tutorías o de proyectos especiales, es importante que cada semana —idealmente cada día— haya momentos reservados para cultivar lo socioemocional.

Además, esta tarea no recae solo en tutores u orientadores. Cada profesor, desde su asignatura, puede contribuir a crear un clima de confianza y a reforzar habilidades para la vida: el de Matemáticas al gestionar con calma un conflicto, el de Lengua al animar a un alumno tímido a participar, el de Ciencias al enseñar a trabajar en equipo en el laboratorio. Cuando toda la plantilla docente se implica, el impacto se multiplica.

Ahora bien, para que este esfuerzo sea efectivo, necesitamos también evaluación y seguimiento. Aunque las competencias socioemocionales son difíciles de cuantificar, existen señales claras que muestran el avance: estudiantes que participan con mayor seguridad, que buscan estrategias para regularse, que resuelven diferencias mediante el diálogo o que enriquecen su vocabulario emocional. Estas evidencias cotidianas son un termómetro valioso del progreso.

Aquí la tecnología puede ser una gran aliada. En Human AI compartimos este compromiso y sabemos que lo que no se evalúa o mide, no se puede mejorar. Por eso hemos desarrollado una herramienta de IA que permite evaluar y fortalecer habilidades socioemocionales —como la empatía, la autorregulación o la resolución de conflictos— de manera rigurosa, sencilla y en tiempo real. Nuestros informes ofrecen a los centros educativos información práctica para personalizar el acompañamiento y ajustar sus estrategias con datos objetivos.

Por supuesto, al hablar de evaluación es importante recordar que las habilidades socioemocionales no se desarrollan de forma homogénea ni lineal en todos los niños. Cada estudiante es un mundo y su crecimiento en aspectos como la empatía o la autogestión puede manifestarse de maneras diversas. Por ello, la evaluación debe tener siempre un enfoque formativo y no calificativo: buscamos entender para apoyar de manera personalizada el crecimiento socioemocional, no para etiquetar.

Conclusión: Priorizar lo humano para potenciar el aprendizaje

En la vuelta al cole, activar el apoyo socioemocional no es únicamente hacer que los estudiantes se sientan bien de forma momentánea; es preparar el terreno para un año escolar fértil en el que cada niño y niña pueda florecer. Cuando un estudiante se siente respaldado en lo socioemocional estará más dispuesto a enfrentar desafíos académicos, mostrará más resiliencia ante las dificultades y desarrollará competencias fundamentales para el futuro. Estamos, en esencia, formando personas íntegras y sociedades más humanas.

Los docentes, directivos y orientadores juegan un papel protagónico en esta misión. Cada gesto cuenta: una palabra de aliento, una dinámica bien pensada, una habilidad emocional enseñada explícitamente, pueden marcar la diferencia en la trayectoria de un estudiante. Volvamos al cole con la convicción de que primero se conecta con el corazón para luego enseñar a la cabeza. Priorizar lo humano no va en detrimento de lo académico, al contrario, lo potencia.

Si te interesa conocer cómo podemos ayudar a tu institución a impulsar estas competencias, te invitamos a probar nuestra demo gratuita y descubrir el poder de la tecnología al servicio del bienestar y desarrollo socioemocional de cada alumno.

Cultivar una cultura de confianza 

El vínculo humano que impulsa la educación y la empresa

La confianza es el cimiento de todo equipo humano, ya sea en un aula o en una oficina. Cuando la confianza es mutua, transforma relaciones impersonales en vínculos sólidos donde todos se involucran plenamente en la misión común. Por el contrario, sin confianza es difícil colaborar, innovar o resolver problemas de forma efectiva. Numerosos estudios confirman que cultivar una cultura de confianza impulsa el desempeño, la eficiencia y el compromiso en las organizaciones. 

La confianza es vital tanto en el ámbito educativo como en el laboral. Para ello es necesario desarrollar estrategias clave y generar confianza en equipos, ya sea entre pares (confianza horizontal) o entre líderes y miembros del grupo (confianza vertical).

Generar confianza en educación

En contextos educativos, la confianza entre docentes y estudiantes crea un clima propicio para el aprendizaje. Cuando los estudiantes confían en sus docentes, participan más activamente en clase, se atreven a aclarar dudas y expresar sus inquietudes. Esta confianza abre la puerta a un diálogo más honesto y reduce el miedo a cometer errores. De hecho, investigaciones muestran que en ambientes donde los alumnos sienten confianza hacia el profesor, es más probable que busquen ayuda y acepten las sugerencias del docente para mejorar. Al existir ese vínculo de confianza y respeto mutuo, los estudiantes se comprometen más con la escuela y son menos propensos a conductas de riesgo. En otras palabras, la confianza genera un círculo virtuoso: promueve la participación, y participar a su vez alimenta la confianza, en un proceso recíproco.

La confianza no solo beneficia la relación profesor-alumno; también es un factor crítico entre colegas docentes y directivos escolares. Un estudio a largo plazo en escuelas demostró que aquellos centros con alta “confianza relacional” (es decir, fuertes lazos de confianza entre profesores, directivos, estudiantes y familias) tenían muchas más probabilidades de lograr mejoras notables en el aprendizaje de los alumnos, en comparación con escuelas con confianza baja.

 En escuelas primarias de Chicago, aproximadamente la mitad de las que presentaban altos niveles de confianza mostraron mejoras significativas en resultados académicos, hasta un 20% más en matemáticas en cinco años. En cambio las escuelas con confianza crónicamente débil prácticamente no lograron mejorar. Este hallazgo, reportado por Bryk y Schneider, subraya que la confianza actúa como un lubricante social que facilita la colaboración docente, la adopción de nuevas prácticas educativas y la aceptación generalizada de decisiones en pro de la mejora escolar. En suma, en educación la confianza crea un ambiente donde el personal y el estudiantado están dispuestos a hacer el esfuerzo adicional para aprender y mejorar, porque sienten respaldo y seguridad emocional.

La confianza en equipos de trabajo

En las organizaciones y equipos de trabajo ocurre algo muy similar: la confianza es la base de un desempeño sobresaliente. Un estudio meta-analítico reciente analizó datos de 57 investigaciones y encontró que la confianza horizontal (entre colegas) tiene una relación más fuerte con distintos indicadores de desempeño laboral que la confianza vertical (hacia los jefes. Aunque ambos tipos de confianza son importantes, las relaciones de confianza lateral entre compañeros resultaron ser un motor clave del rendimiento organizacional. En otras palabras, sentirse respaldado y valorado por los pares se traduce en equipos más productivos y comprometidos. 

Este hallazgo sugiere que promover una cultura de colaboración y apoyo mutuo puede ser más efectivo para mejorar resultados que solo enfocarse en la autoridad del líder. De hecho, cuando los empleados perciben que sus colegas confían en ellos, se generan climas laborales más **saludables y productivos.

Por supuesto, la confianza vertical también es crucial. Los líderes necesitan confiar en su equipo –y ganarse su confianza– para delegar tareas, asumir riesgos calculados e implementar planes complejos. A su vez, cuando los empleados confían en sus jefes, se atreven más a señalar problemas abiertamente y a trabajar juntos en soluciones, lo que deriva en mejores decisiones y desempeño. 

Google, a través de su famoso Proyecto Aristóteles, confirmó que el factor número uno de los equipos de alto rendimiento es la seguridad psicológica, que no es más que un clima de confianza donde todos se sienten seguros para tomar riesgos e incluso ser vulnerables sin temor a represalias. En equipos con alta seguridad psicológica, Google observó un aumento de 30% en la productividad respecto a la media. Este tipo de confianza grupal permite que surjan ideas innovadoras (nadie teme ser juzgado por proponer algo), que se aprenda de los errores (en lugar de ocultarlos) y que cada miembro se sienta comprometido con los objetivos comunes. 

En resumen, en el mundo laboral la confianza habilita la colaboración genuina. Sin ella, las interacciones se vuelven cautelosas y superficiales; con ella, los equipos liberan todo su potencial creativo y productivo.

Estrategias para generar confianza (horizontal y vertical)

Generar confianza en un grupo no ocurre de la noche a la mañana. Implica un proceso gradual, construido en las interacciones cotidianas y consistente a lo largo del tiempo. Tanto educadores como líderes empresariales pueden aplicar varias estrategias probadas para fomentar la confianza; ya sea hacia ellos (vertical) o entre los miembros de su equipo (horizontal).

Coherencia y cumplimiento de compromisos

La consistencia es fundamental. Ser predecible en las decisiones y acciones –es decir, que nuestros comportamientos estén alineados con lo que decimos– crea un sentido de seguridad en los demás. Si prometes algo, cúmplelo; si estableces una norma, aplícala con justicia para todos. Cuando líderes y docentes actúan de forma congruente y justa, demuestran integridad, uno de los pilares de la confianza. Cada pequeña acción donde hacemos lo correcto refuerza la credibilidad; por el contrario, una traición o incoherencia puede erosionar la confianza en un instante.

Comunicación abierta y escucha activa

La confianza florece en entornos donde hay transparencia. Mantener un diálogo fluido, honesto y bidireccional con los miembros del grupo es clave. Esto incluye compartir información (hasta donde sea apropiado) y explicar el porqué de las decisiones, reduciendo incertidumbres. Igualmente importante es escuchar activamente las preocupaciones, ideas y feedback de los demás. Cuando un líder o profesor escucha de verdad –con empatía y sin interrumpir– transmite respeto por la persona, validando sus ideas y emociones. Esta apertura comunicativa envía el mensaje de que cada voz importa, fortaleciendo así la confianza mutua.

Empatía, respeto y benevolencia

Recordar que tratamos con personas y no con “recursos” o meros estudiantes es fundamental. Mostrar interés genuino por el bienestar de los demás –por ejemplo, preguntando “¿cómo estás hoy?” y realmente atendiendo a la respuesta– ayuda a humanizar la relación. La literatura destaca la benevolencia (es decir, demostrar buenas intenciones y preocupación por el otro) como otro pilar para generar confianza. Gestos como reconocer los logros de un colega, entender las dificultades que atraviesa un alumno, o apoyar a alguien cuando comete un error (en lugar de ridiculizarlo) crean un ambiente de seguridad psicológica. La empatía y el respeto en el día a día fortalecen los lazos, pues quien se siente valorado tiende a corresponder con confianza.

Delegar y dar autonomía

Confiar implica otorgar un margen de autonomía y empoderar a los demás. Un líder educativo o corporativo que delega responsabilidades demuestra que confía en las capacidades de su equipo. Al ceder control en ciertas tareas y evitar la microgestión, enviamos la señal de “confío en ti para lograr esto”. Esto no solo motiva a la persona (que se siente competente y apreciada), sino que además, si la tarea se cumple, refuerza la confianza del líder en ese miembro en un ciclo positivo. En educación, por ejemplo, un profesor puede brindar a los estudiantes cierto grado de elección o liderazgo en proyectos; en empresas, un jefe puede dar libertad para que el equipo proponga sus propias soluciones. Delegar con apoyo (sin abandonar a la persona) es clave para construir confianza recíproca y un sentido de lealtad mutua.

Integridad ética y honestidad

Actuar con ética en todo momento es otra “clave de oro” para generar confianza. Esto significa ser honesto, admitir errores cuando ocurren y tener un comportamiento alineado con valores como la justicia y la responsabilidad. Los demás necesitan ver que uno hará lo correcto incluso cuando nadie esté mirando. Por ejemplo, si un directivo comete un error en una decisión, reconocerlo y corregir el rumbo con transparencia puede, contra lo que se piensa, aumentar la confianza del equipo (porque demuestra humildad y responsabilidad). La integridad construye una reputación de confiabilidad a prueba del tiempo –mientras que cualquier atajo inmoral, por pequeño que parezca, puede destrozar la confianza acumulada. En palabras de Warren Buffett: “Se necesitan 20 años para construir una reputación y 5 minutos para arruinarla”. La gente confía en quienes mantienen sus principios incluso bajo presión.

Predicar con el ejemplo y mostrar vulnerabilidad

Muchas veces, la mejor forma de fomentar confianza es dando el primer paso. El escritor Ernest Hemingway decía que “la mejor manera de saber si puedes confiar en alguien es confiando en ellos”. Esto aplica tanto para líderes como para compañeros: demostrar confianza. Por ejemplo: pidiendo la opinión del equipo y actuando sobre sus sugerencias, o admitiendo “no tengo todas las respuestas, necesito de ustedes”; crea un ambiente donde los demás se sienten invitados a hacer lo mismo.

Mostrar cierta vulnerabilidad – como reconocer limitaciones o solicitar ayuda cuando sea necesario – en lugar de proyectar infalibilidad, en realidad suele aumentar la confianza hacia el líder, porque denota autenticidad. Por otro lado, es importante ser humilde y consciente de cómo nos perciben. Un estudio sugiere que los jefes que sobreestiman cuánta confianza les tiene su equipo tienden a generar menos confianza con el tiempo, comparados con aquellos que subestiman ligeramente esa confianza. La lección es clara: no demos la confianza por sentada; hay que ganársela día a día, con humildad y consistencia.

En cualquier estrategia, vale la pena recordar que la confianza se construye lentamente, pero puede perderse en un instante. Por ello, cada interacción cuenta. Las pequeñas acciones cotidianas – cumplir un plazo acordado, escuchar con paciencia, ser justo en un conflicto menor, agradecer un esfuerzo extra – se van acumulando en la “cuenta bancaria” de la confianza dentro del grupo. Con el tiempo, estas conductas crean un colchón de buena fe que permitirá sobrellevar momentos difíciles sin romper el lazo de confianza.

Conclusión: un vínculo humano fundamental

Tanto en la educación como en la gestión de equipos laborales, la confianza es un ingrediente esencialmente humano para el bienestar corporativo. En ambos ámbitos, construir confianza significa poner a las personas primero: entender sus motivaciones, demostrarles respeto y fiabilidad, y cultivar un entorno donde todos se sientan seguros para dar lo mejor de sí. Los títulos o jerarquías importan menos cuando las relaciones se basan en la sinceridad y la consideración mutua. Al final del día, un equipo de alto rendimiento –ya sea un grupo de estudiantes entusiastas o un departamento innovador en una empresa– se parece mucho a una comunidad: sus miembros saben que pueden contar unos con otros.

Confiar es empoderar. Invertir en confianza no solo mejora métricas tangibles (como calificaciones académicas o productividad empresarial), sino que eleva la moral, la creatividad y el compromiso de las personas involucradas. Como hemos visto, la evidencia académica respalda esta verdad intuitiva: cuando las personas se sienten confiadas y respaldadas, alcanzan juntos logros que serían imposibles en entornos de recelo o temor.

Construir y mantener la confianza es un desafío continuo, pero sus frutos –equipos unidos, eficaces y humanos– hacen que valga absolutamente la pena.

EvidencIA en educación

Tres experiencias que demuestran el impacto real de Human AI en educación

En los últimos años, hemos oído hablar mucho de inteligencia artificial en la educación. Pero… ¿qué pasa cuando esa IA deja de ser una promesa abstracta y se convierte en una herramienta concreta, usada por centros educativos reales para acompañar mejor a sus estudiantes?

Desde Human AI, estamos convencidos de que la tecnología solo tiene sentido si sirve a las personas. Compartimos tres investigaciones recientes que validan, con evidencia científica, el impacto de nuestra herramienta en el desarrollo socioemocional del alumnado. Tres proyectos en los que Human AI está transformando diferentes centros educativos en España y Latinoamérica, integrándose en modelos pedagógicos innovadores y centrados en la persona.

Educación personalizada con IA en Navarra

Colegio Irabia-Izaga

Ubicado en Pamplona, el Colegio Irabia-Izaga lleva años apostando por una educación integral que une tradición pedagógica e innovación. En este contexto, decidieron incorporar Human AI como herramienta para fortalecer sus tutorías personalizadas y procesos de orientación.

La plataforma se integró en dinámicas de escritura reflexiva, donde el alumnado redactaba textos que luego eran analizados mediante IA para detectar fortalezas, áreas de mejora y competencias socioemocionales alineadas con el modelo de la OCDE. Esto permitió a tutores y orientadores acompañar con más profundidad, conectar con los 10 atributos del Bachillerato Internacional (IB), e intervenir de forma temprana con información precisa y personalizada.

Los resultados son reveladores: mayor autoconocimiento, toma de decisiones informadas, y un crecimiento notable en habilidades como la empatía, la cooperación y el compromiso social. El colegio ha sido reconocido como “Escuela Solidaria” por el Gobierno de Navarra.

📄 Estudio completo: Innovación en educación centrada en el alumnado: la experiencia del Colegio Irabia-Izaga aplicando inteligencia artificial para la evaluación de competencias socioemocionales
Autores: Beatriz Abad-Villaverde y Fernando García Fernández
 

Formación profesional humana en Cartagena

CIFP Carlos III

En el ámbito de la Formación Profesional, el reto no es solo formar técnicamente a futuros profesionales, sino también ayudarles a desarrollar aquellas habilidades personales y emocionales que el mundo laboral exige. Con esta convicción, el CIFP Carlos III de Cartagena ha desarrollado dos proyectos de innovación educativa en los que Human AI ha tenido un papel protagonista.

Por un lado, el IPIL, un índice que mide la probabilidad de inserción laboral a partir de competencias socioemocionales. Por otro, el programa “BE OK”, centrado en el bienestar emocional y la prevención del acoso.

Ambas líneas utilizan Human AI para analizar textos escritos por los estudiantes y generar informes personalizados, sin necesidad de tests tradicionales. Esto ha permitido un diagnóstico más objetivo y ha facilitado la orientación académica y vocacional del alumnado, alineada con el modelo ESCO de la Unión Europea.

El resultado: mejor empleabilidad, un clima escolar más saludable y un acompañamiento realmente centrado en la persona.

📄 Estudio completo: Transformar la FP desde lo humano: la inteligencia artificial al servicio del desarrollo socioemocional
Autora: Beatriz Abad-Villaverde (con el equipo del CIFP Carlos III)

Proyecto personal de vida en clave socioemocional

Red Itínere – Argentina y Uruguay

La Red Itínere agrupa a nueve instituciones educativas comprometidas con una visión de la escuela como espacio para construir ciudadanía global, pensamiento crítico y proyectos de vida con sentido. Desde esta mirada, han incorporado Human AI como herramienta clave en su área de Proyecto Personal de Vida, especialmente en los últimos cursos de secundaria.

En los niveles de 3.º y 6.º año, estudiantes redactaron textos reflexivos que fueron analizados por la plataforma, generando informes personalizados que ayudaron a comprender mejor sus intereses, fortalezas emocionales y desafíos personales.

A pesar de algunas dudas iniciales, la experiencia fue profundamente enriquecedora. El alumnado valoró especialmente el descubrimiento de sus propios patrones emocionales, el feedback recibido y la posibilidad de entender el lenguaje como una vía de autoconocimiento. Para los equipos de orientación, la herramienta abrió nuevas formas de acompañamiento ético y pedagógico.

📄 Estudio completo: Más allá del aula: Human AI como catalizador del desarrollo socioemocional y la toma de decisiones
Autores: Beatriz Abad-Villaverde y Darío Álvarez Klar

Tres contextos distintos, un mismo propósito

Desde Navarra hasta Cartagena, pasando por Argentina y Uruguay, estas experiencias muestran cómo la inteligencia artificial puede ser una aliada para educar con más profundidad, humanidad y propósito.

Todas ellas comparten algo en común:

  • Un modelo pedagógico centrado en la persona
  • Un uso ético y responsable de la tecnolog-IA
  • Una apuesta por la evaluación formativa e integral
  • Y, sobre todo, una convicción firme: el desarrollo socioemocional importa.

¿Quieres implementar Human AI en tu centro educativo?

Nuestra plataforma está diseñada para acompañar el desarrollo de las soft skills a través del lenguaje natural, ofreciendo a docentes, orientadores y equipos directivos una herramienta objetiva, rigurosa y personalizada.

Porque educar a los estudiantes también es darles herramientas para conocerse, decidir y crecer.
 

Solicita una demo gratuita https://tu-demo.humanaitech.com/

Cultivar competencias socioemocionales en educación: claves y programas efectivos 

Claves y programas efectivos en centros educativos

Las competencias socioemocionales en educación son hoy un pilar fundamental para el bienestar y el éxito del alumnado. La educación no puede limitarse solo al desarrollo académico. Diversos estudios han demostrado que trabajar competencias socioemocionales en educación —la capacidad de gestionar emociones, relacionarse de forma positiva y tomar decisiones responsables— es clave para construir comunidades resilientes y sostenibles.

A esta evidencia se suma ahora un nuevo metaanálisis de la Yale School of Medicine (2025), que revisó más de 40 estudios con datos de 33 700 estudiantes. El hallazgo principal: los programas de aprendizaje socioemocional (SEL) mejoran el rendimiento académico en promedio 4 puntos porcentuales, llegando hasta 8 puntos cuando se implementan durante un año completo. La mejora es especialmente visible en lectura (+6.3 puntos) y también significativa en matemáticas (+3.8 puntos).

Esta nueva evidencia refuerza lo que centros educativos y profesionales ya observan: cuando el alumnado gestiona sus emociones, puede aprender mejor.

¿Por qué trabajar las competencias socioemocionales en el aula?

  • Impacto en el bienestar y el aprendizaje: los programas de aprendizaje socioemocional (SEL, por sus siglas en inglés) mejoran la autoestima, la motivación y la autoeficacia, además de reducir el bullying y prevenir problemas de salud mental.
  • Preparación para la vida y el trabajo: las SES se asocian con mejores resultados académicos, mayor empleabilidad, fortalecimiento del liderazgo y capacidad de adaptación.
  • Construcción de una ciudadanía responsable: favorecen la empatía, la colaboración y el compromiso con el entorno, factores esenciales para la construcción de un mejor futuro.

Pautas para desarrollar competencias socioemocionales

1. Diagnóstico inicial y personalización

  • Utilizar herramientas objetivas para evaluar el perfil socioemocional del alumnado, como el análisis basado en el modelo OCEAN (Big Five), que mide dimensiones clave como apertura, responsabilidad, extraversión, amabilidad y estabilidad emocional.
  • Adaptar las intervenciones a las realidades culturales y sociales del centro.

2. Incorporación sistemática del SEL (Social and Emotional Learning) en el currículo

  • Integrar actividades de autoconocimiento, gestión emocional y habilidades sociales en todas las áreas, no solo en tutoría o convivencia.
  • Fomentar el aprendizaje cooperativo y el trabajo por proyectos, que potencian la colaboración y la empatía.

3. Formación del profesorado para competencias socioemocionales en educación

  • Desarrollar capacidades docentes para identificar necesidades socioemocionales y acompañar los procesos de cambio.
  • Utilizar guías y manuales de interpretación para traducir los resultados en acciones concretas en el aula.
  • Capacitar al profesorado no solo para intervenir, sino también para desarrollar sus propias competencias socioemocionales y modelarlas. 

4. Implicación de toda la comunidad educativa

  • Implicar a familias, equipo directivo y agentes externos en la promoción del bienestar.
  • Favorecer espacios de diálogo y participación.

Programas y prácticas validadas de competencias socioemocionales en educación

Diversos programas y metodologías han mostrado eficacia en el desarrollo de SES, con resultados en competencias específicas:

  • Programa CASEL (Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning): Referente internacional, estructurado en cinco bloques: autoconciencia, autorregulación, habilidades sociales, toma de decisiones responsable y habilidades de relación.
  • Aulas de convivencia y mediación: Fomentan la empatía y la gestión positiva de conflictos.
  • Aprendizaje cooperativo: Estrategias como el trabajo en grupos heterogéneos y la tutoría entre iguales.
  • Intervenciones basadas en mindfulness y educación emocional: Mejoran la autorregulación y la resiliencia.
  • Evaluación y feedback personalizado: Herramientas como HumanAI permiten obtener diagnósticos rápidos y objetivos, facilitando el seguimiento individual y grupal, con propuestas de mejora concretas en áreas como motivación, colaboración, liderazgo o prevención del acoso escolar.

Recomendaciones finales

Asegurar la continuidad de las acciones, combinando el SEL con la educación del carácter y ajustando las prácticas a la diversidad de contextos escolares.

Evaluar regularmente el impacto de los programas, haciendo partícipes a alumnos y familias.

Recuerda: el cambio real ocurre cuando toda la comunidad educativa se compromete a mirar más allá de los resultados académicos y pone en el centro también el bienestar y la convivencia.

Este artículo se basa en el trabajo “Socio-Emotional Competencies for Sustainable Development: An Exploratory Review” (Abad-Villaverde, B., Estanga Goñi, Á., Orbaiceta, R. et al., 2024), donde se analizaron 49 estudios internacionales sobre la integración de las SES en educación formal y su vinculación con el modelo OCEAN.

¿Quieres desarrollar competencias socioemocionales en tu centro?

En Human AI te ayudamos a evaluar y potenciar las competencias socioemocionales de tu alumnado y equipo docente, con herramientas innovadoras y objetivas basadas en el lenguaje natural y el modelo OCEAN.

Solicita tu demo de Human AI aquí

Te dejamos una guía práctica para el desarollo socioemocional en el aula: