Soft Skills ¿innatas o adquiridas?

¿Nacemos con las soft skills o se aprenden?

¿Un líder nace o se hace? Esta pregunta ha generado siempre debate en educación, empresa y psicología. Competencias como la empatía, la resiliencia o el liderazgo ¿son talentos innatos o destrezas que cualquiera puede desarrollar con práctica? 

La ciencia ya nos ofrece respuestas sólidas: aunque la genética influye, el entorno y el entrenamiento constante pueden moldear y mejorar nuestras capacidades socioemocionales de manera sustancial.

La influencia de la genética en las soft skills

La psicología de la personalidad, desde los trabajos pioneros de Lewis Goldberg que dieron forma al modelo de los Big Five (OCEAN), muestra que en nuestros rasgos básicos hay un componente hereditario.

¿Qué dicen los estudios?

Investigaciones con gemelos indican que alrededor del 40–60% de la variación en rasgos como extraversión, amabilidad o apertura mental se explica por factores genéticos. Esto significa que podemos nacer con predisposiciones. Por ejemplo, alguien puede tener un temperamento naturalmente más empático o más introvertido según su genética.

Neuroplasticidad y entrenamiento: la otra mitad de la historia

Ahora bien, herencia no es destino. La influencia del ambiente, la educación y la experiencia es igual o más importante para configurar nuestras soft skills.

El cerebro humano posee una extraordinaria neuroplasticidad. Es capaz de crear y reforzar nuevas conexiones neuronales a lo largo de toda la vida en respuesta al aprendizaje y la práctica. Esto implica que incluso habilidades con una base biológica pueden desarrollarse mediante entrenamiento adecuado.

Ejemplos prácticos

  • Un rasgo de personalidad como la extraversión puede facilitar la comunicación interpersonal, pero una persona introvertida también puede volverse un gran orador si entrena oratoria y habilidades sociales en entornos favorables. Del mismo modo, individuos menos empáticos por naturaleza pueden aumentar su empatía mediante ejercicios de perspectiva, mentoría y contacto frecuente con realidades distintas. La neurociencia ha observado que la práctica deliberada de la compasión y la empatía produce cambios funcionales en el cerebro —activando circuitos de “sincronización” entre personas—, lo que refuerza la capacidad empática con el tiempo.
  • La apertura a la experiencia (curiosidad, imaginación) puede predisponer a la creatividad, pero la creatividad se puede cultivar. Exponer a alguien a retos novedosos, técnicas de brainstorming, arte o resolución de problemas abiertos suele mejorar su pensamiento creativo. De hecho, décadas de investigaciones sobre creativity training confirman mejoras medibles en el desempeño creativo de las personas entrenadas. Un meta-análisis reciente encontró efectos positivos moderados pero significativos tras programas formativos en creatividad, lo que demuestra que “crear” también se aprende con las estrategias adecuadas.

En resumen: genética y entorno

Las soft skills no están completamente “escritas” en nuestros genes. La genética marca una línea de salida, pero el desarrollo final de nuestras habilidades socioemocionales depende en gran medida de la educación, la práctica y las experiencias que acumulamos. Nadie “nace” sabiendo liderar o manejar el estrés; son competencias que se forjan a través de la interacción con los demás, de enfrentar desafíos y reflexionar sobre ellos.

La Dra. Beatriz Abad, psicóloga e investigadora en proyectos I+D de Human AI, lo resume así: “aunque algunas personas poseen estas habilidades de manera natural, todos pueden desarrollarlas con el entrenamiento adecuado… con la educación adecuada y un entorno de apoyo, cualquier persona puede cultivar las habilidades necesarias”.

En otras palabras: las soft skills «se hacen más que se nacen«, siempre que exista motivación y condiciones de aprendizaje.

¿Todas las competencias son “entrenables”?

La respuesta corta es : toda competencia socioemocional puede mejorarse mediante la práctica. Sin embargo, hay matices en cómo se entrenan y cuánto tiempo puede tomar ver cambios:

Competencias de mejora rápida

Soft skills específicas y situacionales – como la escucha activa, la gestión del tiempo o hablar en público – suelen mostrar mejoras notables en pocas semanas cuando se practican intencionadamente.

Un profesional puede pulir su habilidad de dar feedback constructivo tras un curso breve y algo de ensayo supervisado. Un estudiante puede aprender técnicas de estudio colaborativo o mindfulness en un trimestre y mejorar su autocontrol del estrés.

Competencias que requieren más tiempo

Las competencias más complejas – como la resiliencia, el liderazgo o la mentalidad innovadora – requieren más tiempo y, sobre todo, experiencias reales donde aplicarlas.

La resiliencia, por ejemplo, se fortalece superando dificultades de forma progresiva, reflexionando sobre los fracasos y apoyándose en mentores; no es algo que se adquiera leyendo un manual, sino vivenciando desafíos con apoyo adecuado.

Formar a un líder efectivo implica teoría, coaching personalizado y oportunidades de liderar proyectos en entornos seguros donde pueda equivocarse y aprender. Este tipo de habilidades se desarrollan durante meses o años, con aprendizaje continuo “on the job”.

La clave: medición + feedback + práctica continua

Numerosas iniciativas exitosas siguen este patrón:

  1. Evaluar el nivel inicial de la competencia (cuestionarios 360°, análisis de personalidad o evaluación con IA como la de Human AI).
  2. Ofrecer feedback específico sobre fortalezas y áreas de mejora.
  3. Implementar un plan de práctica deliberada (ejercicios, formación, mentoría).

Este ciclo no ocurre una sola vez, sino repetidamente. La investigación organizacional confirma que los programas de capacitación en liderazgo funcionan. En promedio producen mejoras sustanciales en las conductas y resultados de los líderes entrenados. Pero los resultados se mantienen cuando la formación se refuerza con aplicación práctica periódica y retroalimentación continua.

El enfoque Human AI: medir para mejorar

En Human AI observamos que todas las soft skills pueden desarrollarse si se crea el entorno adecuado. Hemos aplicado programas educativos en los que, tras evaluar rigurosamente las competencias socioemocionales de las personas, se diseñan planes personalizados de mejora y acompañamiento.

Con este enfoque, habilidades como la comunicación, la colaboración o la gestión emocional florecen incluso en perfiles donde inicialmente estaban poco desarrolladas. Un punto de partida bajo no es sentencia definitiva. Con un itinerario claro, los cambios positivos en comportamientos y actitudes son reales y medibles.

Dado que las soft skills son tan determinantes pero a la vez maleables, en Human AI hemos apostado por una solución basada en inteligencia artificial para evaluarlas y desarrollarlas de forma objetiva, rápida y personalizada.

¿Cómo funciona?

Nuestra tecnología combina algoritmos de IA con principios de psicolingüística para analizar el lenguaje natural y extraer de él indicadores de personalidad y competencias socioemocionales. En vez de depender exclusivamente de tests o cuestionarios tradicionales, el sistema puede evaluar más de 35 competencias a partir de textos escritos por la persona (por ejemplo, una redacción libre o respuestas a preguntas abiertas), obteniendo resultados objetivos sin necesidad de pruebas largas.

Gracias a modelos de procesamiento de lenguaje entrenados para reconocer patrones lingüísticos sutiles asociados a distintos rasgos y habilidades. Ciertas palabras, expresiones y estructuras en nuestro discurso revelan, por ejemplo, nivel de empatía, de resiliencia o de pensamiento colaborativo. Analizando estos patrones, Human AI “traduce” las palabras en datos, y dichos datos en informes personalizados. En otras palabras, convierte una redacción cualquiera en un perfil socioemocional cuantificado.

Ventajas de este enfoque

El análisis es inmediato y libre de algunos sesgos típicos de la evaluación humana (como prejuicios conscientes o inconscientes del evaluador). Además, se realiza en contexto – partiendo de contenido generado por el propio estudiante o profesional – lo que permite una evaluación más dinámica y situada en la realidad de cada individuo. Los resultados incluyen fortalezas, áreas de mejora y recomendaciones prácticas para cada persona. 

Por ejemplo, un informe puede revelar que cierto alumno destaca en pensamiento crítico y curiosidad (fortalezas) pero muestra área de mejora en regulación emocional y empatía; a partir de ahí se sugieren actividades concretas para trabajar estas últimas (pautas de mindfulness, tutorías focalizadas, dinámicas de rol en clase, etc.). Esta información objetiva y accionable ayuda a prevenir dificultades futuras en el desempeño académico, el bienestar social-emocional del alumnado e incluso en su orientación vocacional.

Aplicaciones prácticas

El enfoque de Human AI ha sido validado tanto en entornos educativos (institutos de secundaria, universidades) como en entornos corporativos de recursos humanos. 

  • Los tutores y orientadores escolares disponen ahora de datos científicos sobre las competencias socioemocionales de sus estudiantes, lo que enriquece la orientación personalizada: pueden detectar a tiempo qué alumnos podrían necesitar apoyo extra en, digamos, habilidades de resiliencia o autoestima, e implementar intervenciones antes de que esos déficits impacten en sus resultados o abandono escolar. 
  • En el ámbito empresarial, los equipos de Talent Management utilizan la herramienta para identificar el potencial de empleados más allá de lo que dice su CV. Un candidato a liderazgo interno, por ejemplo, puede evaluarse objetivamente en competencias clave (inteligencia emocional, pensamiento estratégico, etc.) y diseñar planes de desarrollo a medida para prepararlo a roles directivos. 

Los informes de Human AI facilitan así la toma de decisiones estratégicas basadas en datos, tanto en centros educativos como en departamentos de RR.HH., conectando el perfil socioemocional con las iniciativas de formación y promoción adecuadas. En suma, proporcionamos insights prácticos para convertir el talento en impacto real, alineando el desarrollo de las personas con las necesidades tanto educativas como laborales.

Conclusión: del potencial a la acción

En la era actual, las soft skills ya no son opcionales ni “complementarias”: son la base de la innovación, la empleabilidad y el bienestar personal y colectivo. A medida que la automatización avanza, las capacidades intrínsecamente humanas – creatividad, empatía, pensamiento crítico, colaboración – serán las que marquen la diferencia. La buena noticia es que no estamos encadenados a las disposiciones con las que nacemos: podemos desarrollarnos continuamente. 

Si puedes medirlo, puedes mejorarlo; y si puedes mejorarlo, puedes transformar cómo aprendes, trabajas y lideras.

La tecnología y la ciencia nos brindan las herramientas para llevar esto a la práctica. Comprender y cultivar las competencias socioemocionales es clave para transformar el talento en impacto real, especialmente en un mundo donde las emociones influyen directamente en el rendimiento profesional, la empleabilidad y la salud mental. Gracias a avances como la inteligencia artificial aplicada a la educación y la gestión de personas, la pregunta deja de ser “¿se nace con ellas o aprenden?” para convertirse en “¿cómo vamos a desarrollar todo ese potencial humano?”. Cada estudiante, cada profesional, tiene un amplio margen de crecimiento en sus soft skills si le proporcionamos el feedback y apoyo adecuados.

En última instancia, invertir en soft skills es invertir en el futuro: de nuestras organizaciones, de nuestras comunidades y de nosotros mismos como personas en constante evolución. 

Si quieres pasar del “dicho al hecho”, te invitamos a medir y potenciar las soft skills de tu equipo o alumnado con nuestras herramientas. Solicita tu demo gratuita y descubre en acción cómo Human AI puede revelar el perfil socioemocional oculto y catalizar su desarrollo hacia nuevas cotas de éxito y bienestar.

Vuelta al cole “socioemocional”

Cómo activar el apoyo socioemocional en el aula

El comienzo de un nuevo curso es emocionante y desafiante a la vez. Tras las vacaciones, el alumnado combina entusiasmo por reencontrarse con sus amigos con los nervios y dudas ante lo nuevo. En este contexto, el apoyo socioemocional es clave. No se trata solo de cumplir el currículo, sino de cultivar un entorno seguro, afectivo y positivo donde cada alumno pueda crecer y desarrollarse plenamente. 

La evidencia es clara: enseñar y fortalecer habilidades socioemocionales mejora el rendimiento académico y el bienestar integral. Atender el lado humano no es un extra; es condición del éxito escolar y personal.

¿Por qué es importante el apoyo socioemocional?

Un alumno que se siente seguro, valorado y comprendido aprende mejor. Las aulas que cuidan el clima y las relaciones muestran mejores resultados académicos y más motivación. También se observan mejor ajuste escolar y convivencia, con menos conductas problemáticas como acoso o violencia.

En la vuelta al cole, el apoyo socioemocional actúa como colchón (regula emociones ante el cambio) y como impulsor (predispone a participar, colaborar y perseverar). Por eso, docentes, directivos, orientadores y personal de apoyo deben alinearse desde el primer día.

Claves para activar el apoyo socioemocional en el aula

La investigación identifica cuatro prácticas clave:

  • Crear un clima de apoyo en el aula
  • Cultivar relaciones positivas docente-estudiante
  • Fortalecer las relaciones entre compañeros
  • Enseñar explícitamente y practicar las habilidades socioemocionales

A continuación, exploramos cada una de estas estrategias y cómo implementarlas en la práctica durante la vuelta al cole.

1. Crear un clima de apoyo socioemocional en el aula

El clima del aula es la base del aprendizaje. Implica crear un ambiente físico y emocionalmente seguro, donde reine el respeto mutuo, la amabilidad y la confianza. En un aula con clima positivo, los estudiantes se sienten seguros para asumir riesgos sin miedo al error, sabiendo que equivocarse es parte natural del aprendizaje y que siempre contarán con apoyo para volver a intentarlo. Fomentar un clima acogedor desde la vuelta a clases ayudará a que los estudiantes se adapten más fácilmente. Un alumno que siente “esta es mi clase, aquí encajo y puedo ser yo mismo” estará mucho más dispuesto a aprender y a dar lo mejor de sí.

¿Cómo lograr un clima de apoyo desde el inicio del curso? 

  • Establecer normas de convivencia positivas.
    Dedicar tiempo la primera semana para co-crear con los estudiantes las reglas del aula, enfatizando valores como el respeto, la empatía y la cooperación. Al involucrarlos en definir ¿cómo queremos tratarnos en clase?, fomentamos su sentido de pertenencia y responsabilidad compartida.
  • Transmitir calidez y apertura.
    Saludar personalmente a cada alumno, aprender sus nombres rápidamente y mostrar cercanía. Una sonrisa y un “¿cómo estás?” sincero cada mañana ayudan a que se sientan bienvenidos. Los docentes que logran que cada estudiante se sienta visto y escuchado están construyendo los cimientos de un clima de confianza.
  • Normalizar el error y el esfuerzo.
    Dejar claro desde el primer día que equivocarse es parte del aprendizaje. Se puede incluso compartir ejemplos de cómo los errores contribuyen a nuevas ideas. Asimismo, responder de inmediato ante cualquier burla o comentario hiriente entre alumnos, aprovechando para reforzar por qué en nuestra clase nos respetamos en todo momento. Cuando los estudiantes ven que el aula es un espacio seguro donde no serán ridiculizados por fallar, se atreven más a participar y persistir en tareas difíciles.
  • Espacios y rituales de bienestar.
    Incluye una “zona de calma” o un minuto emocional al iniciar. Estas rutinas dicen: tus emociones importan y aquí hay lugar para expresarlas. 

2. Cultivar relaciones positivas docente-estudiante

La relación personal con cada alumno es un pilar del apoyo socioemocional. Cuando un estudiante siente que su profesor lo conoce, lo escucha y se preocupa, aparece la confianza que motiva y sostiene el aprendizaje. En otras palabras, la cercanía y la empatía docente sí marcan una diferencia tangible en el desarrollo del alumno.

Acciones para cultivar la relación docente-estudiante 

  • Conocer la historia de cada estudiante.
    Tomarse el tiempo para conversar individualmente con cada alumno en las primeras semanas. Preguntar sobre sus intereses, sus preocupaciones, su familia o incluso cómo fueron sus vacaciones. Estos pequeños momentos demuestran al estudiante que “me importas como persona”, fortaleciendo el vínculo. Además, permiten al profesor detectar tempranamente si algún alumno enfrenta desafíos emocionales o necesita algún tipo de apoyo adicional.
  • Practicar la escucha activa y la empatía.
    Mostrar auténtico interés cuando el estudiante habla, mantener el contacto visual, asentir y hacer preguntas que demuestren comprensión. Validar sus sentimientos (por ejemplo: “Entiendo que estés nervioso por la nueva escuela; es normal sentirse así”). Cuando un alumno se siente entendido sin juicios, desarrolla confianza con el adulto.
  • Ser mentor y ejemplo a la vez.
    El docente no solo enseña matemáticas o lengua; también, con cada interacción, enseña habilidades de vida. Modelar comportamientos como la paciencia, la gestión calmada del estrés o la resolución positiva de conflictos envía poderosos mensajes. Por ejemplo, si un estudiante comete una falta, un profesor que reacciona con calma y asertividad (en lugar de con gritos) está mostrando cómo manejar emociones intensas de forma respetuosa. Esta coherencia emocional del docente crea un ambiente predecible y seguro.
  • Disponibilidad y apoyo.
    Hacer saber a los alumnos que el docente está para ayudar. Esto puede significar tener horarios de tutoría o espacios donde los estudiantes sepan que pueden acudir a hablar si algo les preocupa. También implica prestar atención a las señales de alerta (un cambio de comportamiento, aislamiento repentino, bajo rendimiento inesperado) y acercarse al alumno con tacto: “Noté que estuviste muy callado hoy, ¿hay algo que quieras contarme?”. La detección e intervención temprana ante problemas emocionales es mucho más factible cuando existe un vínculo de confianza.

Es importante recordar que los docentes también son seres humanos con emociones y situaciones personales. Para poder dar apoyo socioemocional, primero deben cuidar de su propio bienestar emocional y capacitación. Desarrollar autoconocimiento sobre las propias emociones, prejuicios y reacciones ayuda al educador a manejar mejor el estrés y a relacionarse con más empatía. Asimismo, buscar formación en inteligencia emocional o técnicas de comunicación asertiva puede enriquecer sus habilidades. Al invertir en la competencia socioemocional del docente, la escuela se asegura de que quienes están al frente del aula estén preparados para acompañar a sus alumnos no solo cognitivamente sino también emocionalmente.

3. Fortalecer las relaciones entre estudiantes

Los vínculos entre pares son la red cotidiana de apoyo. Fortalecer las competencias socioemocionales (como la empatía y las habilidades sociales) mejora la socialización entre pares y el ajuste escolar, a la vez que disminuye la incidencia de fenómenos como el bullying. Sentir que se tienen amigos y aliados en clase eleva el estado de ánimo del alumno, su compromiso con la escuela e incluso su desempeño académico a largo plazo.

Estrategias para fomentar un buen clima grupal

  • Actividades de integración.
    En la vuelta al cole, reservar tiempo para dinámicas que permitan a los alumnos conocerse entre sí en un plano más personal. Pueden ser juegos rompehielo, proyectos colaborativos en pequeños equipos aleatorios, debates sobre temas de interés juvenil, etc. El propósito es que cada estudiante tenga la oportunidad de hablar, escuchar a otros y descubrir puntos en común. Estas experiencias compartidas crean empatía y rompen posibles barreras entre subgrupos.
  • Promover la colaboración sobre la competencia.
    En lugar de enfatizar solo quién saca las mejores notas, es beneficioso implementar actividades en las que todos deban cooperar para lograr un objetivo común. Por ejemplo, realizar retos de clase (resolver un problema entre todos, armar una presentación grupal) o metodologías como el aprendizaje cooperativo. Así, los estudiantes aprenden a valorar las fortalezas de cada compañero, a comunicarse y a apoyarse mutuamente. Se siente el salón como “estamos juntos en esto” más que “cada uno por su cuenta”.
  • Círculos de diálogo y mediación.
    Establecer espacios regulares (semanales, quincenales) donde los alumnos puedan, en círculo y con normas de respeto, compartir sus opiniones, preocupaciones o resolver conflictos de forma guiada. Estas prácticas restaurativas enseñan a los jóvenes a expresar asertivamente sus sentimientos y a escuchar perspectivas ajenas, habilidades básicas para la vida en sociedad. Si surgen roces o malentendidos entre compañeros, el docente puede actuar como facilitador para que ellos mismos encuentren soluciones pacíficas, promoviendo la resolución de conflictos y la empatía recíproca.
  • Proyectos de tutoría entre pares.
    En algunos centros resulta útil asignar “compañeros tutores” o buddy systems, donde un alumno de cursos superiores acompaña a uno más joven, o simplemente emparejar estudiantes al azar para ciertas tareas de apoyo mutuo. Esto crea lazos de mentoría y amistad, y refuerza la idea de nadie se queda atrás: si a alguien le cuesta integrarse, su compañero tutor y el grupo estarán allí para incluirlo.
  • Incluir y visibilizar la diversidad.
    Hay que estar atentos a que ningún estudiante quede aislado sistemáticamente. El docente puede intervenir proactivamente para mezclar grupos, rotar equipos de trabajo, y destacar los aportes de todos por igual. Cuando se logra un ambiente donde cada estudiante siente que es un miembro valioso de la clase, sea cual sea su identidad o procedencia, y que todos se tratan con respeto, entonces hemos construido una comunidad de aprendizaje sólida. Ese sentido de pertenencia será un protector emocional durante todo el año.

4. Enseñar y practicar habilidades socioemocionales explícitamente

Además de crear un entorno favorable, es necesario pasar a la acción directa en el desarrollo de las habilidades socioemocionales (SES) de los estudiantes. Esto implica enseñar de forma explícita competencias como la autoconciencia, la autorregulación emocional, la empatía, la asertividad, la resolución de conflictos, entre otras. No podemos asumir que los alumnos “aprenderán a llevarse bien” espontáneamente; igual que con Matemáticas o Lengua, las habilidades socioemocionales se aprenden, se practican y se perfeccionan. 

La buena noticia es que la evidencia científica muestra que estas habilidades son maleables a lo largo de la vida y pueden desarrollarse con la instrucción adecuada en cualquier etapa educativa. Incluso, organismos internacionales enfatizan que dichas capacidades “se pueden enseñar y aprender en las propias aulas, por lo que requieren planificación y dirección de manera sistemática”. Es decir, debemos planificar intencionalmente experiencias de aprendizaje socioemocional en el currículo escolar. 

Acciones para activar la enseñanza de SES en la vuelta al cole

  • Dedicar sesiones o talleres de SES.
    Por ejemplo, incluir en el horario escolar un bloque semanal (o quincenal) específico para trabajar temas socioemocionales. Existen múltiples programas y recursos (muchos basados en el modelo CASEL) con actividades estructuradas para cada edad. En estos talleres, los alumnos pueden aprender sobre identificación de emociones, técnicas de manejo del estrés (respiración, mindfulness), cómo expresar asertivamente sus opiniones, cómo practicar la empatía activa, etc. Lo importante es que no quede al azar: igual que preparamos nuestras clases de ciencias, preparemos nuestras clases de habilidades para la vida.
  • Integrar contenidos socioemocionales en las asignaturas.
    Otra estrategia es aprovechar temas del currículo regular para incrustar aprendizajes socioemocionales. Por ejemplo, en una clase de Literatura discutir las emociones de los personajes y cómo manejan sus problemas, en Historia analizar dilemas éticos y perspectivas diversas, en Educación Física trabajar el liderazgo y el trabajo en equipo, etc. Así, las SES se vuelven parte natural del día a día escolar y no algo aislado.
  • Practicar mediante dinámicas y juegos.
    El aprendizaje activo es muy eficaz en lo socioemocional. Se pueden realizar role-plays (simulaciones) donde los estudiantes representen situaciones conflictivas y ensayen maneras saludables de resolverlas; juegos cooperativos que requieran comunicación eficaz; desafíos que impliquen tomar decisiones en grupo; análisis de casos o historias para ponerse en los zapatos del otro. Después de cada actividad, la clave está en la reflexión guiada: conversar qué aprendieron, qué sintieron, cómo se relaciona con la vida real. Estas experiencias prácticas ayudan a internalizar las habilidades.
  • Refuerzo y retroalimentación continua.
    A medida que los estudiantes pongan en práctica sus habilidades socioemocionales, es fundamental que reciban feedback. Por ejemplo, elogiar cuando un alumno muestra compañerismo (“Hoy vi cómo ayudaste a tu compañero que estaba triste, eso demuestra tu empatía, ¡bien hecho!”), o corregir con empatía cuando ocurren conductas negativas (“Entiendo que estabas enfadado, pero empujar no es la solución. ¿Qué podrías hacer la próxima vez?”). Esta retroalimentación constante les permite a los alumnos tomar conciencia de su progreso y enfocarse en áreas a mejorar. Con el tiempo, incluso podemos involucrarlos en la autoevaluación: que ellos mismos identifiquen cuáles habilidades socioemocionales dominan bien y en cuáles necesitan trabajar más.

Implementar la enseñanza explícita de las SES puede parecer desafiante al inicio, pero sus frutos son inmensos. Numerosas investigaciones, incluyendo meta-análisis globales, han comprobado que los programas de aprendizaje socioemocional mejoran el comportamiento, aumentan el rendimiento académico y fortalecen las habilidades sociales y emocionales de los estudiantes participantes. Invertir tiempo en ello es invertir en formar personas más íntegras, capaces y resilientes.

Tiempo, espacio y evaluación para el apoyo socioemocional

Un punto transversal a todas las estrategias anteriores es la intencionalidad. El apoyo socioemocional no ocurre de manera espontánea ni solo con buenas intenciones; necesita tiempo, espacio y constancia en la vida escolar. Desde la planificación del año, los equipos directivos y docentes pueden preguntarse: ¿cuándo y cómo vamos a trabajar estas competencias? Ya sea a través de programas establecidos, de tutorías o de proyectos especiales, es importante que cada semana —idealmente cada día— haya momentos reservados para cultivar lo socioemocional.

Además, esta tarea no recae solo en tutores u orientadores. Cada profesor, desde su asignatura, puede contribuir a crear un clima de confianza y a reforzar habilidades para la vida: el de Matemáticas al gestionar con calma un conflicto, el de Lengua al animar a un alumno tímido a participar, el de Ciencias al enseñar a trabajar en equipo en el laboratorio. Cuando toda la plantilla docente se implica, el impacto se multiplica.

Ahora bien, para que este esfuerzo sea efectivo, necesitamos también evaluación y seguimiento. Aunque las competencias socioemocionales son difíciles de cuantificar, existen señales claras que muestran el avance: estudiantes que participan con mayor seguridad, que buscan estrategias para regularse, que resuelven diferencias mediante el diálogo o que enriquecen su vocabulario emocional. Estas evidencias cotidianas son un termómetro valioso del progreso.

Aquí la tecnología puede ser una gran aliada. En Human AI compartimos este compromiso y sabemos que lo que no se evalúa o mide, no se puede mejorar. Por eso hemos desarrollado una herramienta de IA que permite evaluar y fortalecer habilidades socioemocionales —como la empatía, la autorregulación o la resolución de conflictos— de manera rigurosa, sencilla y en tiempo real. Nuestros informes ofrecen a los centros educativos información práctica para personalizar el acompañamiento y ajustar sus estrategias con datos objetivos.

Por supuesto, al hablar de evaluación es importante recordar que las habilidades socioemocionales no se desarrollan de forma homogénea ni lineal en todos los niños. Cada estudiante es un mundo y su crecimiento en aspectos como la empatía o la autogestión puede manifestarse de maneras diversas. Por ello, la evaluación debe tener siempre un enfoque formativo y no calificativo: buscamos entender para apoyar de manera personalizada el crecimiento socioemocional, no para etiquetar.

Conclusión: Priorizar lo humano para potenciar el aprendizaje

En la vuelta al cole, activar el apoyo socioemocional no es únicamente hacer que los estudiantes se sientan bien de forma momentánea; es preparar el terreno para un año escolar fértil en el que cada niño y niña pueda florecer. Cuando un estudiante se siente respaldado en lo socioemocional estará más dispuesto a enfrentar desafíos académicos, mostrará más resiliencia ante las dificultades y desarrollará competencias fundamentales para el futuro. Estamos, en esencia, formando personas íntegras y sociedades más humanas.

Los docentes, directivos y orientadores juegan un papel protagónico en esta misión. Cada gesto cuenta: una palabra de aliento, una dinámica bien pensada, una habilidad emocional enseñada explícitamente, pueden marcar la diferencia en la trayectoria de un estudiante. Volvamos al cole con la convicción de que primero se conecta con el corazón para luego enseñar a la cabeza. Priorizar lo humano no va en detrimento de lo académico, al contrario, lo potencia.

Si te interesa conocer cómo podemos ayudar a tu institución a impulsar estas competencias, te invitamos a probar nuestra demo gratuita y descubrir el poder de la tecnología al servicio del bienestar y desarrollo socioemocional de cada alumno.

Cultivar una cultura de confianza 

El vínculo humano que impulsa la educación y la empresa

La confianza es el cimiento de todo equipo humano, ya sea en un aula o en una oficina. Cuando la confianza es mutua, transforma relaciones impersonales en vínculos sólidos donde todos se involucran plenamente en la misión común. Por el contrario, sin confianza es difícil colaborar, innovar o resolver problemas de forma efectiva. Numerosos estudios confirman que cultivar una cultura de confianza impulsa el desempeño, la eficiencia y el compromiso en las organizaciones. 

La confianza es vital tanto en el ámbito educativo como en el laboral. Para ello es necesario desarrollar estrategias clave y generar confianza en equipos, ya sea entre pares (confianza horizontal) o entre líderes y miembros del grupo (confianza vertical).

Generar confianza en educación

En contextos educativos, la confianza entre docentes y estudiantes crea un clima propicio para el aprendizaje. Cuando los estudiantes confían en sus docentes, participan más activamente en clase, se atreven a aclarar dudas y expresar sus inquietudes. Esta confianza abre la puerta a un diálogo más honesto y reduce el miedo a cometer errores. De hecho, investigaciones muestran que en ambientes donde los alumnos sienten confianza hacia el profesor, es más probable que busquen ayuda y acepten las sugerencias del docente para mejorar. Al existir ese vínculo de confianza y respeto mutuo, los estudiantes se comprometen más con la escuela y son menos propensos a conductas de riesgo. En otras palabras, la confianza genera un círculo virtuoso: promueve la participación, y participar a su vez alimenta la confianza, en un proceso recíproco.

La confianza no solo beneficia la relación profesor-alumno; también es un factor crítico entre colegas docentes y directivos escolares. Un estudio a largo plazo en escuelas demostró que aquellos centros con alta “confianza relacional” (es decir, fuertes lazos de confianza entre profesores, directivos, estudiantes y familias) tenían muchas más probabilidades de lograr mejoras notables en el aprendizaje de los alumnos, en comparación con escuelas con confianza baja.

 En escuelas primarias de Chicago, aproximadamente la mitad de las que presentaban altos niveles de confianza mostraron mejoras significativas en resultados académicos, hasta un 20% más en matemáticas en cinco años. En cambio las escuelas con confianza crónicamente débil prácticamente no lograron mejorar. Este hallazgo, reportado por Bryk y Schneider, subraya que la confianza actúa como un lubricante social que facilita la colaboración docente, la adopción de nuevas prácticas educativas y la aceptación generalizada de decisiones en pro de la mejora escolar. En suma, en educación la confianza crea un ambiente donde el personal y el estudiantado están dispuestos a hacer el esfuerzo adicional para aprender y mejorar, porque sienten respaldo y seguridad emocional.

La confianza en equipos de trabajo

En las organizaciones y equipos de trabajo ocurre algo muy similar: la confianza es la base de un desempeño sobresaliente. Un estudio meta-analítico reciente analizó datos de 57 investigaciones y encontró que la confianza horizontal (entre colegas) tiene una relación más fuerte con distintos indicadores de desempeño laboral que la confianza vertical (hacia los jefes. Aunque ambos tipos de confianza son importantes, las relaciones de confianza lateral entre compañeros resultaron ser un motor clave del rendimiento organizacional. En otras palabras, sentirse respaldado y valorado por los pares se traduce en equipos más productivos y comprometidos. 

Este hallazgo sugiere que promover una cultura de colaboración y apoyo mutuo puede ser más efectivo para mejorar resultados que solo enfocarse en la autoridad del líder. De hecho, cuando los empleados perciben que sus colegas confían en ellos, se generan climas laborales más **saludables y productivos.

Por supuesto, la confianza vertical también es crucial. Los líderes necesitan confiar en su equipo –y ganarse su confianza– para delegar tareas, asumir riesgos calculados e implementar planes complejos. A su vez, cuando los empleados confían en sus jefes, se atreven más a señalar problemas abiertamente y a trabajar juntos en soluciones, lo que deriva en mejores decisiones y desempeño. 

Google, a través de su famoso Proyecto Aristóteles, confirmó que el factor número uno de los equipos de alto rendimiento es la seguridad psicológica, que no es más que un clima de confianza donde todos se sienten seguros para tomar riesgos e incluso ser vulnerables sin temor a represalias. En equipos con alta seguridad psicológica, Google observó un aumento de 30% en la productividad respecto a la media. Este tipo de confianza grupal permite que surjan ideas innovadoras (nadie teme ser juzgado por proponer algo), que se aprenda de los errores (en lugar de ocultarlos) y que cada miembro se sienta comprometido con los objetivos comunes. 

En resumen, en el mundo laboral la confianza habilita la colaboración genuina. Sin ella, las interacciones se vuelven cautelosas y superficiales; con ella, los equipos liberan todo su potencial creativo y productivo.

Estrategias para generar confianza (horizontal y vertical)

Generar confianza en un grupo no ocurre de la noche a la mañana. Implica un proceso gradual, construido en las interacciones cotidianas y consistente a lo largo del tiempo. Tanto educadores como líderes empresariales pueden aplicar varias estrategias probadas para fomentar la confianza; ya sea hacia ellos (vertical) o entre los miembros de su equipo (horizontal).

Coherencia y cumplimiento de compromisos

La consistencia es fundamental. Ser predecible en las decisiones y acciones –es decir, que nuestros comportamientos estén alineados con lo que decimos– crea un sentido de seguridad en los demás. Si prometes algo, cúmplelo; si estableces una norma, aplícala con justicia para todos. Cuando líderes y docentes actúan de forma congruente y justa, demuestran integridad, uno de los pilares de la confianza. Cada pequeña acción donde hacemos lo correcto refuerza la credibilidad; por el contrario, una traición o incoherencia puede erosionar la confianza en un instante.

Comunicación abierta y escucha activa

La confianza florece en entornos donde hay transparencia. Mantener un diálogo fluido, honesto y bidireccional con los miembros del grupo es clave. Esto incluye compartir información (hasta donde sea apropiado) y explicar el porqué de las decisiones, reduciendo incertidumbres. Igualmente importante es escuchar activamente las preocupaciones, ideas y feedback de los demás. Cuando un líder o profesor escucha de verdad –con empatía y sin interrumpir– transmite respeto por la persona, validando sus ideas y emociones. Esta apertura comunicativa envía el mensaje de que cada voz importa, fortaleciendo así la confianza mutua.

Empatía, respeto y benevolencia

Recordar que tratamos con personas y no con “recursos” o meros estudiantes es fundamental. Mostrar interés genuino por el bienestar de los demás –por ejemplo, preguntando “¿cómo estás hoy?” y realmente atendiendo a la respuesta– ayuda a humanizar la relación. La literatura destaca la benevolencia (es decir, demostrar buenas intenciones y preocupación por el otro) como otro pilar para generar confianza. Gestos como reconocer los logros de un colega, entender las dificultades que atraviesa un alumno, o apoyar a alguien cuando comete un error (en lugar de ridiculizarlo) crean un ambiente de seguridad psicológica. La empatía y el respeto en el día a día fortalecen los lazos, pues quien se siente valorado tiende a corresponder con confianza.

Delegar y dar autonomía

Confiar implica otorgar un margen de autonomía y empoderar a los demás. Un líder educativo o corporativo que delega responsabilidades demuestra que confía en las capacidades de su equipo. Al ceder control en ciertas tareas y evitar la microgestión, enviamos la señal de “confío en ti para lograr esto”. Esto no solo motiva a la persona (que se siente competente y apreciada), sino que además, si la tarea se cumple, refuerza la confianza del líder en ese miembro en un ciclo positivo. En educación, por ejemplo, un profesor puede brindar a los estudiantes cierto grado de elección o liderazgo en proyectos; en empresas, un jefe puede dar libertad para que el equipo proponga sus propias soluciones. Delegar con apoyo (sin abandonar a la persona) es clave para construir confianza recíproca y un sentido de lealtad mutua.

Integridad ética y honestidad

Actuar con ética en todo momento es otra “clave de oro” para generar confianza. Esto significa ser honesto, admitir errores cuando ocurren y tener un comportamiento alineado con valores como la justicia y la responsabilidad. Los demás necesitan ver que uno hará lo correcto incluso cuando nadie esté mirando. Por ejemplo, si un directivo comete un error en una decisión, reconocerlo y corregir el rumbo con transparencia puede, contra lo que se piensa, aumentar la confianza del equipo (porque demuestra humildad y responsabilidad). La integridad construye una reputación de confiabilidad a prueba del tiempo –mientras que cualquier atajo inmoral, por pequeño que parezca, puede destrozar la confianza acumulada. En palabras de Warren Buffett: “Se necesitan 20 años para construir una reputación y 5 minutos para arruinarla”. La gente confía en quienes mantienen sus principios incluso bajo presión.

Predicar con el ejemplo y mostrar vulnerabilidad

Muchas veces, la mejor forma de fomentar confianza es dando el primer paso. El escritor Ernest Hemingway decía que “la mejor manera de saber si puedes confiar en alguien es confiando en ellos”. Esto aplica tanto para líderes como para compañeros: demostrar confianza. Por ejemplo: pidiendo la opinión del equipo y actuando sobre sus sugerencias, o admitiendo “no tengo todas las respuestas, necesito de ustedes”; crea un ambiente donde los demás se sienten invitados a hacer lo mismo.

Mostrar cierta vulnerabilidad – como reconocer limitaciones o solicitar ayuda cuando sea necesario – en lugar de proyectar infalibilidad, en realidad suele aumentar la confianza hacia el líder, porque denota autenticidad. Por otro lado, es importante ser humilde y consciente de cómo nos perciben. Un estudio sugiere que los jefes que sobreestiman cuánta confianza les tiene su equipo tienden a generar menos confianza con el tiempo, comparados con aquellos que subestiman ligeramente esa confianza. La lección es clara: no demos la confianza por sentada; hay que ganársela día a día, con humildad y consistencia.

En cualquier estrategia, vale la pena recordar que la confianza se construye lentamente, pero puede perderse en un instante. Por ello, cada interacción cuenta. Las pequeñas acciones cotidianas – cumplir un plazo acordado, escuchar con paciencia, ser justo en un conflicto menor, agradecer un esfuerzo extra – se van acumulando en la “cuenta bancaria” de la confianza dentro del grupo. Con el tiempo, estas conductas crean un colchón de buena fe que permitirá sobrellevar momentos difíciles sin romper el lazo de confianza.

Conclusión: un vínculo humano fundamental

Tanto en la educación como en la gestión de equipos laborales, la confianza es un ingrediente esencialmente humano para el bienestar corporativo. En ambos ámbitos, construir confianza significa poner a las personas primero: entender sus motivaciones, demostrarles respeto y fiabilidad, y cultivar un entorno donde todos se sientan seguros para dar lo mejor de sí. Los títulos o jerarquías importan menos cuando las relaciones se basan en la sinceridad y la consideración mutua. Al final del día, un equipo de alto rendimiento –ya sea un grupo de estudiantes entusiastas o un departamento innovador en una empresa– se parece mucho a una comunidad: sus miembros saben que pueden contar unos con otros.

Confiar es empoderar. Invertir en confianza no solo mejora métricas tangibles (como calificaciones académicas o productividad empresarial), sino que eleva la moral, la creatividad y el compromiso de las personas involucradas. Como hemos visto, la evidencia académica respalda esta verdad intuitiva: cuando las personas se sienten confiadas y respaldadas, alcanzan juntos logros que serían imposibles en entornos de recelo o temor.

Construir y mantener la confianza es un desafío continuo, pero sus frutos –equipos unidos, eficaces y humanos– hacen que valga absolutamente la pena.

EvidencIA en educación

Tres experiencias que demuestran el impacto real de Human AI en educación

En los últimos años, hemos oído hablar mucho de inteligencia artificial en la educación. Pero… ¿qué pasa cuando esa IA deja de ser una promesa abstracta y se convierte en una herramienta concreta, usada por centros educativos reales para acompañar mejor a sus estudiantes?

Desde Human AI, estamos convencidos de que la tecnología solo tiene sentido si sirve a las personas. Compartimos tres investigaciones recientes que validan, con evidencia científica, el impacto de nuestra herramienta en el desarrollo socioemocional del alumnado. Tres proyectos en los que Human AI está transformando diferentes centros educativos en España y Latinoamérica, integrándose en modelos pedagógicos innovadores y centrados en la persona.

Educación personalizada con IA en Navarra

Colegio Irabia-Izaga

Ubicado en Pamplona, el Colegio Irabia-Izaga lleva años apostando por una educación integral que une tradición pedagógica e innovación. En este contexto, decidieron incorporar Human AI como herramienta para fortalecer sus tutorías personalizadas y procesos de orientación.

La plataforma se integró en dinámicas de escritura reflexiva, donde el alumnado redactaba textos que luego eran analizados mediante IA para detectar fortalezas, áreas de mejora y competencias socioemocionales alineadas con el modelo de la OCDE. Esto permitió a tutores y orientadores acompañar con más profundidad, conectar con los 10 atributos del Bachillerato Internacional (IB), e intervenir de forma temprana con información precisa y personalizada.

Los resultados son reveladores: mayor autoconocimiento, toma de decisiones informadas, y un crecimiento notable en habilidades como la empatía, la cooperación y el compromiso social. El colegio ha sido reconocido como “Escuela Solidaria” por el Gobierno de Navarra.

📄 Estudio completo: Innovación en educación centrada en el alumnado: la experiencia del Colegio Irabia-Izaga aplicando inteligencia artificial para la evaluación de competencias socioemocionales
Autores: Beatriz Abad-Villaverde y Fernando García Fernández
 

Formación profesional humana en Cartagena

CIFP Carlos III

En el ámbito de la Formación Profesional, el reto no es solo formar técnicamente a futuros profesionales, sino también ayudarles a desarrollar aquellas habilidades personales y emocionales que el mundo laboral exige. Con esta convicción, el CIFP Carlos III de Cartagena ha desarrollado dos proyectos de innovación educativa en los que Human AI ha tenido un papel protagonista.

Por un lado, el IPIL, un índice que mide la probabilidad de inserción laboral a partir de competencias socioemocionales. Por otro, el programa “BE OK”, centrado en el bienestar emocional y la prevención del acoso.

Ambas líneas utilizan Human AI para analizar textos escritos por los estudiantes y generar informes personalizados, sin necesidad de tests tradicionales. Esto ha permitido un diagnóstico más objetivo y ha facilitado la orientación académica y vocacional del alumnado, alineada con el modelo ESCO de la Unión Europea.

El resultado: mejor empleabilidad, un clima escolar más saludable y un acompañamiento realmente centrado en la persona.

📄 Estudio completo: Transformar la FP desde lo humano: la inteligencia artificial al servicio del desarrollo socioemocional
Autora: Beatriz Abad-Villaverde (con el equipo del CIFP Carlos III)

Proyecto personal de vida en clave socioemocional

Red Itínere – Argentina y Uruguay

La Red Itínere agrupa a nueve instituciones educativas comprometidas con una visión de la escuela como espacio para construir ciudadanía global, pensamiento crítico y proyectos de vida con sentido. Desde esta mirada, han incorporado Human AI como herramienta clave en su área de Proyecto Personal de Vida, especialmente en los últimos cursos de secundaria.

En los niveles de 3.º y 6.º año, estudiantes redactaron textos reflexivos que fueron analizados por la plataforma, generando informes personalizados que ayudaron a comprender mejor sus intereses, fortalezas emocionales y desafíos personales.

A pesar de algunas dudas iniciales, la experiencia fue profundamente enriquecedora. El alumnado valoró especialmente el descubrimiento de sus propios patrones emocionales, el feedback recibido y la posibilidad de entender el lenguaje como una vía de autoconocimiento. Para los equipos de orientación, la herramienta abrió nuevas formas de acompañamiento ético y pedagógico.

📄 Estudio completo: Más allá del aula: Human AI como catalizador del desarrollo socioemocional y la toma de decisiones
Autores: Beatriz Abad-Villaverde y Darío Álvarez Klar

Tres contextos distintos, un mismo propósito

Desde Navarra hasta Cartagena, pasando por Argentina y Uruguay, estas experiencias muestran cómo la inteligencia artificial puede ser una aliada para educar con más profundidad, humanidad y propósito.

Todas ellas comparten algo en común:

  • Un modelo pedagógico centrado en la persona
  • Un uso ético y responsable de la tecnolog-IA
  • Una apuesta por la evaluación formativa e integral
  • Y, sobre todo, una convicción firme: el desarrollo socioemocional importa.

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Nuestra plataforma está diseñada para acompañar el desarrollo de las soft skills a través del lenguaje natural, ofreciendo a docentes, orientadores y equipos directivos una herramienta objetiva, rigurosa y personalizada.

Porque educar a los estudiantes también es darles herramientas para conocerse, decidir y crecer.
 

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Cultivar competencias socioemocionales en educación: claves y programas efectivos 

Claves y programas efectivos en centros educativos

Las competencias socioemocionales en educación son hoy un pilar fundamental para el bienestar y el éxito del alumnado. La educación no puede limitarse solo al desarrollo académico. Diversos estudios han demostrado que trabajar competencias socioemocionales en educación —la capacidad de gestionar emociones, relacionarse de forma positiva y tomar decisiones responsables— es clave para construir comunidades resilientes y sostenibles.

¿Por qué trabajar las competencias socioemocionales en el aula?

  • Impacto en el bienestar y el aprendizaje: los programas de aprendizaje socioemocional (SEL, por sus siglas en inglés) mejoran la autoestima, la motivación y la autoeficacia, además de reducir el bullying y prevenir problemas de salud mental.
  • Preparación para la vida y el trabajo: las SES se asocian con mejores resultados académicos, mayor empleabilidad, fortalecimiento del liderazgo y capacidad de adaptación.
  • Construcción de una ciudadanía responsable: favorecen la empatía, la colaboración y el compromiso con el entorno, factores esenciales para la construcción de un mejor futuro.

Pautas para desarrollar competencias socioemocionales

1. Diagnóstico inicial y personalización

  • Utilizar herramientas objetivas para evaluar el perfil socioemocional del alumnado, como el análisis basado en el modelo OCEAN (Big Five), que mide dimensiones clave como apertura, responsabilidad, extraversión, amabilidad y estabilidad emocional.
  • Adaptar las intervenciones a las realidades culturales y sociales del centro.

2. Incorporación sistemática del SEL (Social and Emotional Learning) en el currículo

  • Integrar actividades de autoconocimiento, gestión emocional y habilidades sociales en todas las áreas, no solo en tutoría o convivencia.
  • Fomentar el aprendizaje cooperativo y el trabajo por proyectos, que potencian la colaboración y la empatía.

3. Formación del profesorado para competencias socioemocionales en educación

  • Desarrollar capacidades docentes para identificar necesidades socioemocionales y acompañar los procesos de cambio.
  • Utilizar guías y manuales de interpretación para traducir los resultados en acciones concretas en el aula.
  • Capacitar al profesorado no solo para intervenir, sino también para desarrollar sus propias competencias socioemocionales y modelarlas. 

4. Implicación de toda la comunidad educativa

  • Implicar a familias, equipo directivo y agentes externos en la promoción del bienestar.
  • Favorecer espacios de diálogo y participación.

Programas y prácticas validadas de competencias socioemocionales en educación

Diversos programas y metodologías han mostrado eficacia en el desarrollo de SES, con resultados en competencias específicas:

  • Programa CASEL (Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning): Referente internacional, estructurado en cinco bloques: autoconciencia, autorregulación, habilidades sociales, toma de decisiones responsable y habilidades de relación.
  • Aulas de convivencia y mediación: Fomentan la empatía y la gestión positiva de conflictos.
  • Aprendizaje cooperativo: Estrategias como el trabajo en grupos heterogéneos y la tutoría entre iguales.
  • Intervenciones basadas en mindfulness y educación emocional: Mejoran la autorregulación y la resiliencia.
  • Evaluación y feedback personalizado: Herramientas como HumanAI permiten obtener diagnósticos rápidos y objetivos, facilitando el seguimiento individual y grupal, con propuestas de mejora concretas en áreas como motivación, colaboración, liderazgo o prevención del acoso escolar.

Recomendaciones finales

Asegurar la continuidad de las acciones, combinando el SEL con la educación del carácter y ajustando las prácticas a la diversidad de contextos escolares.

Evaluar regularmente el impacto de los programas, haciendo partícipes a alumnos y familias.

Recuerda: el cambio real ocurre cuando toda la comunidad educativa se compromete a mirar más allá de los resultados académicos y pone en el centro también el bienestar y la convivencia.

Este artículo se basa en el trabajo “Socio-Emotional Competencies for Sustainable Development: An Exploratory Review” (Abad-Villaverde, B., Estanga Goñi, Á., Orbaiceta, R. et al., 2024), donde se analizaron 49 estudios internacionales sobre la integración de las SES en educación formal y su vinculación con el modelo OCEAN.

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En Human AI te ayudamos a evaluar y potenciar las competencias socioemocionales de tu alumnado y equipo docente, con herramientas innovadoras y objetivas basadas en el lenguaje natural y el modelo OCEAN.

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Te dejamos una guía práctica para el desarollo socioemocional en el aula:

Contar con la IA para educar y orientar

¿Puede la IA aportar a los buenos docentes?

La revolución tecnológica nos invita a mirar de frente el papel de la inteligencia artificial (IA) en la educación, pero también nos exige no perder de vista lo que sostiene la enseñanza: la vocación, el criterio y la capacidad de orientar.


Compartimos algunas claves para una convivencia realista, ética y humana entre tecnología y docencia, desde una convicción: una IA bien diseñada no sustituye a un buen profesor, sino que puede potenciar su impacto en educación.

Repensar el rol docente en la era digital

Vivimos tiempos de transformación acelerada. La IA genera informes, sugiere respuestas, evalúa con rapidez. ¿Pero puede escuchar? ¿Puede detectar el silencio significativo de un alumno? ¿Puede generar vínculos de confianza? La tecnología puede aportar, pero no reemplazar.
Como señalaba Raúl Santiago en la jornada “La formación sin, con y a pesar de la IA” organizada por el Servicio Navarro de Empleo – Nafar Lansare:

“La IA es capaz de hacer muchas cosas, pero no todas. Hay tareas que las personas siempre vamos a tener que hacer. Son las que dan sentido«.

Un buen docente no solo enseña: interpreta, acompaña, desafía, motiva, orienta. Y esas funciones no pueden ser delegadas a un algoritmo. Lo que sí puede hacer una IA es ofrecer al docente datos útiles para comprender mejor a sus alumnos, facilitar el seguimiento, detectar patrones y apoyar la personalización del aprendizaje.

IA y orientación profesional: una oportunidad si se hace con criterio

En el contexto de la formación para el empleo, el papel del docente se vuelve aún más complejo. No se trata solo de enseñar contenidos, sino de ayudar a construir trayectorias vitales y profesionales. Y es aquí donde una IA ética y bien contextualizada puede marcar la diferencia:

  • Apoyando el diseño de itinerarios personalizados.
  • Identificando competencias transversales o blandas.
  • Evaluando el lenguaje natural de los alumnos para comprender mejor su potencial.

Desde Human AI trabajamos con varios organismos públicos para que esto sea posible. Nuestra herramienta no se limita a “medir” personas, sino que busca reflejar con objetividad y rigor lo que a veces solo se intuye en clase.

¿Formar con IA? Solo si es con principios

En el evento organizado por el SNE-NL, al que asistieron más de 80 docentes, se compartieron inquietudes y perspectivas valiosas. Benito Echeverría nos recordó que formar no es solo transmitir contenidos, sino conjugar los verbos “ser” y “estar” con autenticidad. Montse Sanz analizó las competencias que hoy demanda el mercado laboral, y cómo muchas de ellas tienen que ver con lo humano: pensamiento crítico, creatividad, capacidad de comunicación.
Frente a estos desafíos, la IA no puede venir a estandarizar aún más los procesos educativos, sino a reconocer la singularidad de cada alumno.

Desde Human AI, nos preguntamos para reflexionar:

  1. ¿Cuáles deberían ser los principios éticos que guíen la introducción de IA en contextos formativos?
  2. ¿Cómo están integrando en su labor docente el marco de AI Literacy impulsado por la Comisión Europea, la OCDE y Code.org?

La alfabetización en IA no solo implica saber usar herramientas, sino también comprender sus límites, evaluar su impacto, y formar con conciencia tecnológica. Como dijo uno de los participantes: “necesitamos herramientas con alma, pero sobre todo, personas con criterio para usarlas”.

El valor del juicio docente

Una buena herramienta no puede tomar decisiones por el docente. Puede sugerir, pero no imponer. Puede apoyar, pero no sustituir el juicio pedagógico.
Por eso, el futuro de la educación no se juega en la automatización, sino en la calidad del discernimiento humano.

Como recoge el documento base de este artículo:

“Educar no es solo enseñar a usar tecnologías. Es enseñar a convivir con ellas sin perder la orientación interior.”

Frente a la tentación de delegar, necesitamos formadores capaces de filtrar, discernir y educar con propósito.
La IA puede facilitar rutas en educación, pero solo el docente sabe cuándo un alumno necesita una pausa, una exigencia o una palabra a tiempo.

AI Literacy global: claves para la formación continua

La propuesta de «AI Literacy» promovida por la Comisión Europea, la OCDE y Code.org no se limita a competencias técnicas. Su enfoque aboga por una comprensión crítica, ética y social de la IA. El objetivo no es formar usuarios pasivos, sino ciudadanos capaces de interactuar con la IA de forma reflexiva.

Esto implica formar docentes que no solo comprendan cómo usar IA en el aula, sino que puedan enseñar a sus alumnos a pensar con criterio sobre su impacto. El marco AI Literacy plantea niveles de competencia adaptados a distintas etapas educativas y propone incorporar la IA como herramienta transversal de pensamiento y análisis, no solo como recurso digital.

La formación continua debe abordar esta alfabetización con profundidad y visión estratégica. Desde Human AI, creemos que los programas de formación docente deben integrar la IA no como una moda, sino como una dimensión más del discernimiento educativo.

Una convivencia posible y necesaria

El avance tecnológico no puede ser excusa para renunciar a la pedagogía. Al contrario: exige más que nunca una educación con raíces, con mirada crítica, con vocación de servicio. Desde Human AI apostamos por esta convivencia: una alianza entre tecnología ética y docentes con sentido.

Porque la mejor tecnología es la que amplifica lo humano. Y el mejor futuro educativo será el que no olvide que todo empieza —y termina— en la persona.

«Critico, luego pienso»: IA y pensamiento crítico en educación

Mentes libres en tiempos automatizados

La intersección entre IA y pensamiento crítico se ha convertido en un tema central en el debate educativo actual. La IA irrumpe en aulas y hogares con promesas de personalizar el aprendizaje y facilitar el acceso al conocimiento. Sin embargo, pero también plantea inquietudes profundas sobre cómo afecta a la capacidad de pensar críticamente de las nuevas generaciones. 

No es la primera vez que una tecnología suscita alarma en cuanto a su impacto cognitivo. Desde la Antigüedad, se temió que avances como la escritura, la imprenta o incluso las calculadoras debilitaran las facultades mentales humanas. Estas preocupaciones no carecen de fundamento; mal utilizadas, las herramientas tecnológicas pueden mermar habilidades intelectuales que deberían cultivarse y preservarse.

En pleno siglo XXI, con estudiantes que crecen rodeados de dispositivos inteligentes y asistentes digitales, surge el imperativo de reflexionar sobre cómo la IA influye en el desarrollo del pensamiento crítico. En un foro reciente de la UNESCO, expertos coincidieron en que la IA ha de ser una herramienta para fortalecer el pensamiento crítico y la interacción humana, nunca un reemplazo de estas dimensiones profundamente humanas. 

IA y desarrollo del pensamiento crítico en estudiantes

La adopción acelerada de herramientas de IA en educación ha generado beneficios evidentes, como el acceso inmediato a información y la automatización de tareas repetitivas. Sin embargo, también impone desafíos fundamentales: uno de los más urgentes es garantizar que los estudiantes sigan desarrollando un pensamiento crítico sólido en una era de respuestas instantáneas. 

Vivimos rodeados de información y respuestas a un solo clic. Por eso, formar alumnos capaces de analizar, cuestionar y reflexionar se vuelve una tarea urgente. Estudios internacionales revelan brechas preocupantes en este ámbito. Por ejemplo, solo el 29% de los universitarios se sienten preparados para aplicar el pensamiento crítico en situaciones reales y apenas un 15% de los alumnos de 15 años en países de la OCDE alcanza niveles altos de resolución de problemas y pensamiento crítico. Estos datos sugieren que nuestras escuelas y universidades aún tienen pendiente la tarea de enseñar a pensar de manera sistemática.

Figura: Porcentaje de adolescentes de EE.UU. que han usado ChatGPT para ayudar en sus tareas escolares, comparando 2023 (13%) y 2024 (26%). El uso de herramientas de IA entre estudiantes se ha duplicado en solo un año, lo que ilustra la creciente dependencia de estas tecnologías en el aprendizaje.

¿Aliados o atajos cognitivos?

La popularización de sistemas de IA generativa como ChatGPT ejemplifica esta nueva realidad. Las encuestas muestran que más de una cuarta parte de los adolescentes ya utiliza chatbots para sus trabajos escolares. Si bien estos asistentes ofrecen apoyo inmediato, existe el riesgo de que los alumnos “deleguen” sus procesos de pensamiento en la máquina. Investigaciones recientes empiezan a documentar este efecto: una encuesta internacional halló que cuanto más confianza tiene una persona en la capacidad de una IA para realizar una tarea, más tiende a “soltar las riendas” de su pensamiento crítico. 

En otras palabras, creer que “la IA es más lista que yo” o “lo hace mejor que yo” puede llevar a un uso acrítico de sus respuestas. En cambio, cuando los usuarios desconfían o reconocen sus limitaciones, activan más sus habilidades críticas, evaluando y mejorando las respuestas generadas. Este hallazgo indica que el impacto de la IA en el pensamiento del estudiante no es uniforme. El impacto depende en gran medida de cómo se utilice: de forma pasiva, como atajo cognitivo, o de forma activa, como herramienta sujeta a escrutinio.

Desde una perspectiva positiva, cabe señalar que la IA también puede convertirse en aliada del pensamiento crítico si se integra con intención pedagógica. Lejos de prohibir su uso, algunos educadores proponen aprovecharla para enseñar a pensar sobre el pensamiento. Por ejemplo, hacer que los alumnos analicen las respuestas de un chatbot, identifiquen sus posibles errores, sesgos o vacíos, y así ejerciten su criterio.

La UNESCO propone este enfoque: usar las nuevas aplicaciones de IA generativa para despertar una reflexión crítica en el alumnado. Se trata de ir detectando prejuicios y sesgos, tanto de los creadores como del propio modelo. Este análisis permite fortalecer el desarrollo del pensamiento crítico de los estudiantes y, al mismo tiempo, reforzar su formación humanística. Bajo esta luz, la IA se convierte en un objeto de experimentación reflexiva. Es una oportunidad para que los alumnos aprendan cómo cuestionar la información, contrastar fuentes y entender las limitaciones de la automatización del conocimiento.

Riesgos cognitivos y culturales de la sobredependencia de la IA

Apoyarse excesivamente en la IA conlleva riesgos cognitivos que numerosos expertos comienzan a documentar. Un estudio con cientos de participantes vinculados al ámbito académico y profesional detectó una correlación significativa entre alta dependencia de herramientas de IA y menores habilidades de pensamiento crítico, evidenciada por una caída notable en las puntuaciones de test de pensamiento crítico entre los usuarios más frecuentes de IA (r = -0,68, p < 0,001)

El mecanismo detrás de este fenómeno es la delegación cognitiva o cognitive offloading. Al saber que una máquina puede encargarse de cierta tarea mental, las personas reducen su esfuerzo intelectual y dejan de practicar sus “músculos” cognitivos. Con el tiempo, esta disminución de ejercicio mental puede llevar a una auténtica atrofia de capacidades (la evaluación crítica, la resolución de problemas o la atención sostenida). 

De hecho, el mencionado estudio halló que quienes utilizan con mucha frecuencia la IA mostraban dificultades para evaluar información críticamente y resolver problemas de forma reflexiva, en comparación con quienes recurrían menos a estas herramientas. La dependencia habitual de la IA para recordar datos o tomar decisiones inquieta a muchos usuarios jóvenes, quienes reconocen que podrían estar perdiendo habilidades de pensamiento debido al uso constante de estos asistentes digitales.

Cansancio mental y sesgos de automatización

A nivel psicológico, esta sobredependencia puede inducir lo que se conoce como sesgo de automatización: la tendencia a confiar ciegamente en las soluciones propuestas por una máquina, asumiendo que siempre serán correctas. Esto mina la actitud crítica y la vigilancia cognitiva con que normalmente confrontaríamos una fuente de información. Como resultado, el estudiante acostumbrado a obtener respuestas inmediatas de la IA puede dejar de cuestionar la veracidad o precisión de esas respuestas, volviéndose un receptor pasivo del conocimiento.

A largo plazo, los investigadores advierten que esta dinámica podría desembocar en una “desprendizaje” (un unlearning) de la capacidad de resolver problemas de forma autónoma. Esto ocurre, sobre todo, en tareas cotidianas de baja exigencia donde es más tentador dejar todo en manos de la tecnología. Irónicamente, los más jóvenes —nativos digitales— podrían ser los más afectados. Un estudio sugiere que los usuarios de 17 a 25 años mostraban mayor dependencia de las IA y menores puntuaciones de pensamiento crítico que grupos de más edad. Esto sugiere que el contexto generacional y la exposición temprana a estas herramientas influyen notablemente.

Del sesgo automatizado al empobrecimiento cultural

Desde un plano cultural y antropológico, la sobredependencia de la IA plantea otros peligros sutiles pero de gran calado. Uno de ellos es la posible homogeneización del pensamiento. Las IA generativas suelen estar entrenadas con masivos conjuntos de datos globales, lo que tiende a reflejar patrones dominantes de información (principalmente en idioma inglés y desde perspectivas de regiones dominantes). Si estudiantes de todo el mundo emplean las mismas herramientas para obtener respuestas “prefabricadas”, podríamos asistir a una disminución de la diversidad de ideas y enfoques en las aulas.

De hecho, estudios sobre el uso de IA en tareas creativas encontraron que la asistencia de estas herramientas puede conducir a soluciones convergentes y menos variadas, reduciendo la riqueza de puntos de vista en contextos educativos. Esto es especialmente preocupante en términos antropológicos: la cultura de cada comunidad se nutre de sus propias narrativas, lenguajes y formas de razonar. Si las narrativas locales y las maneras autóctonas de resolver problemas quedan eclipsadas por las sugerencias estandarizadas de un algoritmo, se corre el riesgo de una pérdida de identidad cultural en los procesos de aprendizaje.

¿Un mundo con menos diversidad intelectual?

Otra arista cultural es el aplanamiento del conocimiento: cuando los estudiantes se acostumbran a aceptar respuestas de IA sin profundizar, pueden dejar de valorar los contextos históricos, éticos o sociales de ese conocimiento. La automatización del conocimiento amenaza con desplazar la capacidad de los pueblos para construir sus propias narrativas y modelos de entendimiento del mundo.

En términos prácticos, esto significa que si no se incentiva la reflexión crítica, las próximas generaciones podrían carecer de las herramientas intelectuales para cuestionar la información, discernir verdades de falsedades (vital en la era de la desinformación) y tomar decisiones autónomas. La agencia humana —es decir, la capacidad de decidir y pensar por uno mismo— podría verse mermada en favor de decisiones dictadas por sistemas algorítmicos opacos.

Como advierten analistas de la UNESCO, cuanto más poder de decisión delegamos en sistemas de IA no regulados, más se reduce la autonomía humana.Esto solo puede evitarse si diseñamos la tecnología deliberadamente para ampliar nuestra agencia, en lugar de suplantarla. Ignorar estos riesgos podría llevarnos a un futuro donde la uniformidad algorítmica y la comodidad cognitiva debiliten dos pilares esenciales del progreso humano:
la diversidad cultural y el pensamiento crítico independiente.

El valor educativo del pensamiento crítico

En la era de la automatización del conocimiento, podría parecer tentador relegar en las máquinas todo aquello que huela a esfuerzo intelectual. Después de todo, si una IA puede responder en segundos a preguntas factuales o incluso redactar ensayos básicos, ¿por qué invertir tiempo en habilidades humanas difíciles de medir? 

La respuesta desde el mundo educativo es clara. Las habilidades humanas —y en particular el pensamiento crítico— son las que nos definen como aprendices y ciudadanos en sentido pleno, y las que nos permitirán aprovechar la IA sin perder nuestra esencia. Mientras más contenido y tareas pueda manejar la IA, más importante se vuelve aquello que no puede automatizarse fácilmente. La capacidad de contextualizar el conocimiento, de cuestionar sus implicaciones, de innovar y de tomar decisiones éticas informadas. En este sentido, el pensamiento crítico no pierde relevancia ante la IA, sino que la incrementa.

Pensar bien: el mayor valor diferencial

Los foros internacionales sobre el futuro del trabajo y la educación señalan que las competencias humanas superiores serán el valor diferencial en la economía y la sociedad dominadas por la tecnología. 

  • El Foro Económico Mundial, por ejemplo, ubica al pensamiento crítico (también descrito como pensamiento analítico) y la resolución de problemas en el tope de la lista de habilidades que más crecerán en demanda de aquí a 2025. Esto refleja que, incluso en un mundo donde la automatización gana terreno, las empresas y comunidades buscarán personas capaces de pensar por sí mismas, detectar problemas complejos y hallar soluciones creativas. 
  • La OCDE y otros organismos hablan de las habilidades del siglo XXI, entre las cuales destacan, junto al pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración y la inteligencia emocional. Son capacidades intrínsecamente humanas que complementan —y no compiten con— la inteligencia artificial. De hecho, informes recientes enfatizan que si bien la IA puede hacerse cargo de muchas tareas, la ingenuidad humana, la empatía y el juicio ético permanecen irremplazables.

Entre el contenido y el criterio

En el ámbito educativo, esto se traduce en revalorizar el propósito de la escuela. Ya no es solo transmitir contenidos (que hoy abundan en línea), sino formar criterios. El conocimiento memorístico o procedimental puede delegarse en gran medida a las máquinas. Sin embargo el saber hacer preguntas, el saber conectar conceptos y el saber discernir información válida de la dudosa, son aprendizajes que cobran mayor peso.

La UNESCO, en su visión para la educación en la era de la IA, subraya que la autonomía y el pensamiento crítico del educando son bienes que debemos proteger. 

“La educación es y debe seguir siendo un acto profundamente humano arraigado en la interacción social”, declara Stefania Giannini, subdirectora de Educación de la UNESCO.

Ni la mejor aplicación tecnológica puede sustituir el diálogo, la pregunta desafiante del profesor o la epifanía intelectual que surge de la reflexión personal. Preservar lo humano en la educación implica garantizar que la tecnología esté al servicio de nuestras metas formativas, y no al revés. 

Por ello, UNESCO advierte contra un entusiasmo desmedido por introducir IA sin ton ni son en las aulas, No debemos confundir los medios con los fines. La meta no es llenar la escuela de aplicaciones novedosas aún no probadas. La meta es ayudar a las personas a desarrollar una comprensión más clara de cuándo, por quién y con qué fines es apropiado usar (o no usar) estas tecnologías.

En otras palabras: el pensamiento crítico es la brújula educativa. Gracias a él, estudiantes y docentes podrán navegar un mundo automatizado sin perder el rumbo ¿cómo? Sabiendo decidir qué debe hacer la máquina y qué es irrenunciablemente humano.

Educar para no delegar el pensamiento 

La relación entre inteligencia artificial y pensamiento crítico en la educación es, en última instancia, un espejo de cómo concebimos el futuro de la coexistencia entre humanos y máquinas. Desde una visión antropológica, nos vemos obligados a definir qué rasgos queremos preservar y cultivar como esencialmente humanos en medio de la revolución tecnológica. El pensamiento crítico emerge, sin duda, como uno de esos rasgos imprescindibles: es la chispa que nos permite cuestionar el status quo, imaginar alternativas y mantener el control de nuestro destino intelectual. Si la IA representa la automatización del conocimiento, el pensamiento crítico representa la autonomía de la mente humana.

Como sociedad, afrontamos el reto de no caer en la complacencia de la respuesta fácil. La riqueza cultural y cognitiva de la humanidad se ha construido sobre la diversidad de ideas, el debate y la reflexión profunda. Una sobredosis de IA mal encauzada podría adormecer esas habilidades, pero estamos a tiempo de trazar un camino diferente. Se vislumbra un modelo educativo en el que los estudiantes aprenden a cabalgar junto a la IA, pero con las riendas firmemente en sus manos. Donde un alumno puede preguntar a un algoritmo, sí, pero luego se pregunta a sí mismo: “¿Estoy de acuerdo con esta respuesta? ¿Qué falta? ¿Qué consecuencias tiene?”. En ese diálogo constante entre la mente humana y la máquina, el pensamiento crítico actúa como árbitro y guía.

La UNESCO y otros líderes educativos nos recuerdan que debemos devolver la agencia al alumnado y recordarle que seguimos al mando de la tecnología. La IA no es un destino inevitable al que debamos adaptarnos pasivamente. La IA es una herramienta poderosa que podemos y debemos orientar según nuestros valores y objetivos. Formar a las nuevas generaciones en pensamiento crítico es dotarlas de un compás moral e intelectual en medio de la abundancia informativa y la automatización. Es inculcarles la convicción de que siempre conserven el rol de pilotos, no de simples pasajeros, en el viaje digital.

Conclusión

En conclusión, el pensamiento crítico en la era de la inteligencia artificial no es un lujo ni una reliquia. Es la piedra angular para una educación verdaderamente humana. Permite que la IA se convierta en lo que debe ser: un aliado que amplifica nuestras capacidades sin eclipsar nuestra humanidad pensante. Si logramos este equilibrio, habremos transformado un posible dilema en una sinergia fecunda

Educar para un mundo con IA significa, en el fondo, educar para que lo humano siga protagonizando su propia historia. Con mente clara, creatividad vibrante y conciencia crítica, incluso —y especialmente— cuando compartimos el aula con inteligencias artificiales.

Casos de éxito con IA para el desarrollo socioemocional 

Seguimos sumando clientes y aliados a nuestro ecosistema de innovación. Presentamos nuestros casos de éxito con testimonos de personas e instituciones que han implementado Human AI demostrando cómo la IA puede ser un catalizador significativo para el bienestar humano.

Human AI nació como un proyecto de investigación, desarrollo y codiseño entre el sector educativo, el empresarial y el universitario. Hoy, somos una empresa que combina la ciencia y la tecnología para crear soluciones innovadoras que mejoren el bienestar y el desarrollo humano.

Seguimos sumando clientes y aliados a nuestro ecosistema de innovación. Presentamos 12 casos de éxito y diez testimonos de personas e instituciones que han implementado Human AI demostrando cómo la IA puede ser un catalizador significativo para el bienestar humano.

1. Colegio Jesuitinas | «Potenciamos el acompañamiento personalizado con IA» 

“Nuestra evaluación es una herramienta de mejora continua que apoya el aprendizaje y el desarrollo personal de los estudiantes«.

El Colegio Jesuitinas de Pamplona ha integrado el Modelo Educativo de Acompañamiento Personalizado (MEDAP) utilizando la IA de Human AI para evaluar y desarrollar competencias socioemocionales en sus estudiantes, lo que les permite construir proyectos de vida sólidos y resilientes. Human AI se posiciona como un aliado clave en la transformación del sistema de evaluación. En efecto, nuestra tecnología no solo optimiza la medición de competencias, sino que también enriquece el proceso de enseñanza-aprendizaje al ofrecer una evaluación más precisa y personalizada. Por lo tanto, al integrar estos avances, las instituciones educativas pueden acompañar de manera más efectiva a sus estudiantes, facilitando un desarrollo integral que va más allá del rendimiento académico.

2. CIFP del Mar | «Desarrollamos las competencias SES de nuestros alumnos apoyándonos en la IA» 

“La IA nos ha permitido sistematizar el desarrollo de competencias clave para la empleabilidad en el sector marítimo.”

En Gijón, el CIFP del Mar utiliza Human AI para preparar a sus estudiantes en competencias socioemocionales críticas para su futuro profesional, facilitando su inserción laboral en un mercado altamente competitivo, lo que permite realizar un seguimiento más detallado y personalizado adaptando las intervenciones educativas a sus necesidades específicas. Esto fortalece las habilidades blandas esenciales para su futuro profesional y, a su vez, fomenta un mayor autoconocimiento, preparando a los estudiantes para enfrentar los desafíos del entorno laboral actual. 

3. Red Educativa Itínere | «Hemos podido trazar un plan de mejora para ver los resultados en un año» 

“Esta alianza nos permite potenciar el desarrollo integral de nuestros estudiantes y docentes con una IA ética y responsable.”

En América Latina, la colaboración entre la Red Educativa Itínere y Human AI está marcando un hito en la educación al combinar innovación pedagógica con tecnología avanzada. Esta alianza pionera tiene como objetivo transformar el desarrollo de competencias socioemocionales a través de una inteligencia artificial diseñada para ser ética y basada en evidencia científica. Este enfoque no solo promueve un crecimiento personal y académico más profundo, sino que también posiciona a la región como líder en la integración de IA en la educación, estableciendo un modelo que puede ser replicado en otras partes del mundo.

4. Colegio El Molino | «Trabajamos con Human AI para dar voz a personas con discapacidad intelectual» 

“Human AI nos ha ayudado a hacer accesible la tecnología para todos, impulsando la inclusión.”

En el Colegio de Educación Especial El Molino, la innovación inclusiva se ha materializado a través de la implementación de la inteligencia artificial de Human AI, enfocada en potenciar las capacidades de personas con discapacidad intelectual. Este proyecto representa un avance significativo en la accesibilidad tecnológica, permitiendo que los estudiantes no solo participen activamente en el mundo digital, sino que también desarrollen competencias socioemocionales esenciales de manera personalizada. Al proporcionar herramientas intuitivas y adaptadas, Human AI está ayudando a construir un entorno educativo más inclusivo, donde cada individuo tiene la oportunidad de desarrollar su máximo potencial.

5. IED | «Human AI nos aporta mayor objetividad en la medición de las SES» 

“Esta herramienta nos ayuda a tomar decisiones más justas y precisas en la gestión del talento humano.”

En IED, la integración de la inteligencia artificial de Human AI en el Departamento de Recursos Humanos ha sido clave para alcanzar una mayor objetividad en la medición de competencias socioemocionales. Según Alex Uriarte, director de Personas y Cultura de IED, esta herramienta ha permitido optimizar procesos de selección y evaluación interna, aportando una precisión y un enfoque innovador que refuerzan el liderazgo tecnológico de la empresa. A través de esta colaboración, IED no sólo responde de manera proactiva a las necesidades del sector, sino que también se posiciona a la vanguardia de la transformación digital en la gestión del talento.

6. Mentha | «Humanizar, tomar decisiones sin sesgos y ser generosos en el feedback» 

“Human AI nos permite identificar y desarrollar soft skills cruciales para el éxito organizacional.”

MENTHA Executive Search, líder en el ámbito del headhunting de alto nivel, ha dado un paso decisivo al incorporar la inteligencia artificial de Human AI en sus procesos de gestión del talento. Esta colaboración está transformando la manera en que se evalúan y seleccionan candidatos, garantizando decisiones libres de sesgos y proporcionando un feedback más enriquecedor. En MENTHA, el enfoque es claro: humanizar los procesos para potenciar el verdadero valor de las personas.

7. Fundación Perspectivas del Trabajo | «Human AI nos ayuda a identificar las competencias a desarrollar» 

“La formación debe ir más allá del cómo, enfocándose en el propósito y en las virtudes.”

El Programa en Habilidades y Virtudes Directivas, desarrollado por la Fundación Perspectivas del Trabajo en colaboración con el Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra, se centra en el desarrollo de competencias directivas desde un enfoque humanista. Este programa utiliza Human AI en programas directivos, ayudando a identificar y fortalecer competencias clave en líderes empresariales. La herramienta de Human AI se convierte así en pilar para el autoconocimiento y el desarrollo del liderazgo.

8. Unibrokers | «Hemos desarrollado talleres con los análisis obtenidos en los informes» 

“La IA de Human AI es clave para fortalecer las habilidades blandas de nuestro equipo.”

En Unibrokers S.A., uno de los corredores de seguros más reconocidos de Ecuador, la innovación y el desarrollo profesional son fundamentales. Con el objetivo de optimizar el talento humano y fortalecer las habilidades blandas de su equipo, Unibrokers ha encontrado en Human AI un socio estratégico clave. La detallada información sobre soft skills proporcionada por los informes de Human AI ha permitido a la empresa diseñar talleres personalizados y específicos que se desarrollan a lo largo del año, enfocándose en áreas críticas para el crecimiento profesional e impactando directamente en la calidad del servicio al cliente. 

9. Fundación Ilundáin | «Los resultados superaron todas las expectativas» 

“Human AI ha transformado la orientación laboral de jóvenes en situación de vulnerabilidad.”

La Fundación Ilundáin Haritz Berri, comprometida con la inserción sociolaboral de jóvenes en situación de vulnerabilidad, ha dado un paso innovador al incorporar la tecnología de Human AI en sus procesos de orientación laboral. La herramienta no solo facilita una evaluación detallada de habilidades clave para el éxito en el ámbito laboral y social, sino que también asegura un proceso de selección más justo y objetivo, eliminando sesgos de autopercepción. Cuando la tecnología y la humanidad se unen, se logra transformar vidas de manera significativa.

10. Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA) | «Nos ayuda a descubrir y potenciar el talento de nuestros estudiantes»

«Human AI ha sido una herramienta poderosa para que los estudiantes descubran sus competencias socioemocionales y desarrollen su potencial.»

Milka Costas, coordinadora de la Red WINN Bolivia y catedrática de Emprendimiento y Gestión de la Innovación en UPSA, nos comparte cómo Human AI ha transformado su labor docente. Gracias a Human AI, los estudiantes pueden realizar una autoevaluación profunda de 35 competencias socioemocionales clave, como la asertividad, el trabajo en equipo y la gestión bajo presión. Para los alumnos, este proceso de autoconocimiento es revelador y para los docentes facilita su trabajo en potenciar el talento de cada estudiante. Esta colaboración marca un hito en la educación superior, donde la inteligencia artificial se convierte en un aliado fundamental para formar a los líderes del futuro.


11. Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental | «La aplicación de la inteligencia artificial a la psiquiatría es prometedora» 

“Human AI ofrece una herramienta innovadora para el diagnóstico y tratamiento en salud mental.”


La personalidad es un factor clave en la comprensión y tratamiento de muchos trastornos mentales. Manuel Martín Carrasco – médico psiquiatra, director de hospitales presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental y y advisor de Human AI –  subraya cómo la inteligencia artificial de Human AI ofrece una oportunidad única para colaborar en el diagnóstico de la personalidad, lo que puede ser decisivo en el manejo de estos trastornos. La complejidad del cerebro requiere la integración de grandes volúmenes de datos, y la IA se presenta como una herramienta prometedora para lograr intervenciones más precisas y eficaces en el ámbito de la salud mental.


12. Cala Educación | «Revolucionamos la gestión del bienestar emocional con IA»

“Human AI nos ha permitido tomar decisiones proactivas para prevenir problemas de salud mental en nuestra comunidad educativa.”

Cala Educación Perú, comprometida con una educación de calidad y personalista en Perú, ha integrado la inteligencia artificial de Human AI para abordar la gestión del bienestar emocional de manera más ágil y accesible. Según Elías Neira Arellano, coordinador de la Comisión de Educación de los Agustinos en Perú y asesor en Cala Perú, esta herramienta ha facilitado la identificación y prevención de problemas como la ansiedad y la depresión, tanto en estudiantes como en profesores. Además, la plataforma, basada en el modelo de los «Cinco Grandes» de competencias emocionales, permite medir de manera científica y objetiva el desarrollo socioemocional, transformando así la experiencia educativa.


13. Colegio Santa Rosa de Chosica | «Más tiempo, mejor acompañamiento»

“Gracias a esta herramienta, podremos reservar nuestra energía para lo verdaderamente importante: estar con los alumnos”.

En Perú, el Colegio Santa Rosa de Chosica se suma al ecosistema de innovación de Human AI con una apuesta decidida por el acompañamiento integral del estudiante. A partir del curso académico que inicia en marzo, el centro implementará nuestra herramienta para evaluar competencias socioemocionales mediante textos de los propios alumnos, permitiendo a tutores y docentes contar con informes personalizados en menos tiempo y con mayor profundidad.

Tal y como destaca Consuelo, una de sus docentes, “esta herramienta no solo nos va a ayudar a obtener más tiempo, sino a reducir el nivel de trabajo, y darnos la posibilidad de reservar esa energía para entrevistas con estudiantes y momentos de calidad con las familias”. La IA de Human AI, basada en psicolingüística y evidencia científica, facilita no solo una mejor comprensión del alumnado, sino también un trabajo en red entre padres, docentes y tutores, alineado con los valores y metas de cada estudiante. Un verdadero impulso al propósito educativo: formar personas desde su interior.

14. Escuela Europea de Maquinaria – Grupo Roxu | «Objetividad y formación con propósito»


“Human AI nos permite identificar con claridad las competencias de cada perfil y diseñar acciones formativas eficaces”.

La Escuela Europea de Maquinaria, parte del Grupo Roxu, ha integrado la inteligencia artificial de Human AI en sus procesos de selección de mandos intermedios y en el diseño de programas de formación para sus alumnos. Esta colaboración permite a la institución ofrecer un doble impacto: por un lado, mejorar la calidad y objetividad en la evaluación de candidatos para empresas del sector industrial; y por otro, adaptar la formación técnica a las necesidades reales de desarrollo de competencias.

A partir del análisis de textos escritos, la herramienta proporciona informes imparciales que ayudan a detectar fortalezas y áreas de mejora, facilitando así tanto la selección del mejor talento como la planificación de itinerarios formativos más personalizados. Este enfoque permite reforzar competencias específicas y mejorar el desempeño profesional de los alumnos, alineando el proceso educativo con los retos del entorno laboral actual.

15. CIFP Carlos III | «Gracias a Human AI trabajamos más a fondo las soft skills»

“Las empresas no nos piden solo alumnos competentes académicamente, sino perfiles capaces de trabajar en equipo, mostrar empatía, gestionar problemas y adaptarse con mentalidad abierta.”

En el CIFP Carlos III de Cartagena, la Formación Profesional se entiende como una preparación integral para la vida laboral. Con Human AI, el centro ha puesto en marcha iniciativas como el Índice de Probabilidad de Inserción Laboral (IPIL) y el programa “BE OK”, que combinan empleabilidad y bienestar emocional. Gracias a los informes personalizados, los docentes pueden orientar mejor a cada estudiante, reforzar sus competencias socioemocionales y mejorar el clima escolar.

16. Colegio Irabia-Izaga | «Lo que antes tardábamos años en descubrir, ahora lo tenemos en minutos»

“Esto parecía magia. Un estudiante escribe unas líneas y la IA detecta si coopera, si tiene tendencia a la ansiedad o si muestra dotes de liderazgo… y acierta».

En Pamplona, el Colegio Irabia-Izaga integra Human AI en sus tutorías personalizadas. La herramienta revela en minutos lo que antes llevaba años descubrir: fortalezas, áreas de mejora y rasgos clave para orientar a cada alumno. En consecuencia, los estudiantes logran mayor autoconocimiento, toman decisiones más informadas y fortalecen competencias como la empatía, la cooperación y el compromiso social.

Como explica su subdirector, Fernando García Fernández, la IA ofrece datos fiables que complementan la experiencia del profesorado y permiten una educación más personalizada, alineada con los valores del Bachillerato Internacional, combinando tradición pedagógica e innovación tecnológica.

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Estos testimonios muestran cómo Human AI es una valiosa herramienta para el desarrollo socioemocional y también una aliada en la creación de ambientes profesionales más humanos. 

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Human AI en South Summit 2025

Evaluación socioemocional e innovación humana

Parte del equipo de Human AI, representado por Iñigo Benito y Aday Vidaurre, estuvo presente en el South Summit Madrid 2025, un congreso clave para el emprendimiento y la innovación a nivel internacional. La participación se enmarcó dentro del programa Tech FabLab, impulsado por el Gobierno de Navarra y el CEIN, junto a diferentes comunidades autónomas.

La presencia de Human AI en South Summit 2025 se alineó con el objetivo de presentar una propuesta tecnológica innovadora: evaluar competencias socioemocionales sin test tradicionales y sin sesgos, mediante inteligencia artificial desarrollada desde criterios científicos, éticos y centrados en el desarrollo humano. Esta edición del evento, que reunió a más de 20.000 asistentes, 1.300 inversores y cientos de corporaciones de más de 125 países, consolidó su papel como una de las plataformas más influyentes para la conexión de talento y la generación de alianzas estratégicas.

Propuesta sorprendente por el valor humano

Durante los tres días del evento, Iñigo Benito y Aday Vidaurre representaron a Human AI en el espacio expositivo destinado a startups emergentes dentro del programa Tech FabLab.

La recepción del público fue, según palabras del propio Aday, “sorprendente”. El hecho de que Human AI se dedique a una actividad poco conocida por el público general generó conversaciones que rápidamente derivaban en interés y entusiasmo: “Tras explicar la labor humana y de desarrollo que realizamos, las personas responden positivamente. Nos llamó especialmente la atención la cantidad de estudiantes que se acercaban a preguntar. Les impacta descubrir una herramienta tan innovadora como la nuestra”.

Este interés espontáneo y creciente fue especialmente notable entre estudiantes y jóvenes emprendedores, quienes mostraron gran curiosidad por entender cómo funciona una tecnología que evalúa fortalezas personales a través del lenguaje natural, de forma no invasiva, sin etiquetar, y siempre con enfoque personalizado.

Alianzas, visibilidad y aprendizaje

La participación de Human AI en South Summit 2025 ha supuesto también una valiosa oportunidad para generar nuevos vínculos estratégicos. Gracias a la interacción directa con inversores, representantes institucionales y otras startups del ecosistema CEIN, se abrieron posibilidades concretas de colaboración en sectores como la educación, el empleo, la salud mental o el deporte.

Aday destaca también el valor del aprendizaje compartido con otros proyectos participantes del CEIN: “Escuchar cómo resuelven desafíos similares en sus empresas, compartir anécdotas o estrategias, me ha aportado una visión más amplia del emprendimiento real”.

Entre las startups que compartieron espacio con Human AI se encuentran: Allbiotech, Batai Assistant, Critical Match, NearSolid, URAPHEX, Yenxa by Almotech (economía circular), Ysium Medical Innovation y ZAINDARI.

Tecnología con propósito, también ante la Corona

Uno de los momentos más anecdóticos del evento fue el encuentro de Aday Vidaurre con el rey Felipe VI. “Fue un gesto institucional que muestra cómo la tecnología ética también tiene un lugar relevante en espacios de alto nivel”, reflexiona.

Este gesto, lejos de ser anecdótico, refuerza el lugar que Human AI empieza a ocupar en el ecosistema de innovación con propósito: una tecnología que no solo busca eficiencia, sino impacto humano.

Trabajo en equipo y visión compartida

La experiencia en South Summit 2025 ha sido también un ejemplo de coordinación eficaz dentro del equipo. Aday e Iñigo combinaron sus perfiles complementarios para maximizar el impacto de la expedición: mientras uno atendía el stand, el otro participaba en ponencias y charlas de interés. “Trabajar mano a mano con alguien en quien confías permite que la seguridad en lo que haces aumente. Eso se nota especialmente en un entorno nuevo y exigente como este”, explica Aday.

Una hoja de ruta clara: más presencia, más impacto

A raíz de esta participación, Human AI se plantea consolidar su presencia en otros eventos clave del ecosistema tecnológico y científico. El objetivo no es solo generar visibilidad, sino también contribuir activamente al debate sobre cómo deben desarrollarse tecnologías centradas en las personas.

“Queremos participar en congresos, en charlas científicas, pero también —a medio plazo— promover nuestros propios espacios de reflexión para explicar la importancia real de lo que hacemos”, señala Aday.

Contexto institucional: colaboración regional y apuesta por la innovación

La participación de Human AI en South Summit 2025 se enmarca en una iniciativa colaborativa de seis comunidades autónomas, financiada con fondos Next Generation a través del programa RETECH (Redes Territoriales de Especialización Tecnológica). La presencia conjunta de startups como Human AI, Allbiotech, Batai, Uraphex o Yenxa refleja el compromiso de estas regiones con el impulso al emprendimiento tecnológico y la especialización inteligente.

Desde el stand 93 del proyecto Tech FabLab, estas startups han tenido la oportunidad de presentar sus soluciones ante inversores internacionales y generar nuevas sinergias en sectores clave. Representantes institucionales, como Garbiñe Basterra (directora general de Energía, I+D+i empresarial y Emprendimiento del Gobierno de Navarra) y Uxue Itoiz (directora gerente de CEIN), han respaldado la labor de CEIN y el papel de Navarra en esta red de innovación abierta.

Basterra subrayó la importancia de apoyar el emprendimiento digital “con convocatorias de ayudas dirigidas a impulsar las empresas innovadoras de base tecnológica, contribuyendo a la diversificación del tejido empresarial, al desarrollo económico y social, y a la generación de empleo en Navarra”. Por su parte, Itoiz destacó que “South Summit es una gran oportunidad para que las startups de nuestro ecosistema puedan darse a conocer en un mercado internacional”, poniendo en valor la posibilidad de reunirse con inversores de alto nivel y generar nuevas perspectivas de crecimiento.

La presencia de Human AI en South Summit 2025 ha supuesto un impulso clave para el posicionamiento de la empresa en el ecosistema internacional de innovación. La propuesta tecnológica, basada en inteligencia artificial ética, ha despertado interés, generado vínculos estratégicos y reforzado su papel como agente transformador en sectores donde las habilidades socioemocionales son esenciales.

Desde el corazón del emprendimiento europeo, Human AI continúa su camino: demostrar que una inteligencia artificial ética y centrada en lo humano es posible. Una inteligencia con propósito, al servicio de las personas.

IA, datos y talento con propósito

Universidades inteligentes para ciudades inteligentes

En el marco de EXPO I Smartcities Colombia 2025, Greyla Álvarez (Benchlab), Eliana García (Mentha Executive Search) y María Beunza (Human AI Tech) llevaron a cabo un taller, moderado por Diana Arenas, de la Consejería TIC de la Alcaldía de Bogotá, con una pregunta clave sobre la mesa: ¿pueden las universidades convertirse en laboratorios de innovación para ciudades inteligentes?

Tres mujeres, tres enfoques, un mismo propósito: acompañar a las instituciones educativas en su transformación desde la inteligencia humana y artificial.

Las universidades como anclas del ecosistema innovador

«Una ciudad inteligente necesita mucho más que sensores. Necesita personas», afirmó Greyla Álvarez, CEO de Benchlab. En su intervención, destacó el papel de las universidades como nodos de inteligencia colectiva, capaces de generar datos, interpretar necesidades reales y actuar en consecuencia.

«La universidad puede ser un gran cerebro para la ciudad: toma de decisiones basada en datos, integración tecnológica, aprendizaje y colaboración continua».

Según Greyla, lo crítico no es implementar tecnología por innovar, sino hacerlo con inteligencia:

«No basta con acumular dashboards. Lo importante es saber qué queremos entender de los datos y actuar en consecuencia».

Una universidad inteligente es aquella que sabe formular las preguntas adecuadas, aprender de manera constante y colaborar en ecosistemas complejos.

Liderazgo con datos y acción

Eliana García, especialista en atracción y evaluación de talento directivo en el sector educativo, compartió su visión sobre cómo transformar el dato en decisión:

«Pasar del dashboard a la acción. El dato nos da visión, pero lo importante es qué hacemos con él».

Destacó la importancia de trabajar desde el propósito y la generosidad entre instituciones para impulsar liderazgos con impacto:

«Nos parecemos más de lo que creemos. Los retos educativos son comunes, y las decisiones se toman desde las personas, no desde los dashboards».

Sobre su experiencia con Human AI Tech, Eliana fue clara:

«Human AI me permitió entrevistar sin sesgos, devolver feedback con rigor y acompañar a las personas con transparencia. Es la tecnología que me hizo más humana».

IA para humanizar la educación

María Beunza, CEO de Human AI Tech, identificó tres retos estructurales que frenan el verdadero cambio en el sistema educativo:

  1. Desconexión entre educación y empleo.
  2. Falta de integración tecnológica en los procesos pedagógicos.
  3. Una preocupante superioridad moral que impide mirar con realismo los problemas del sistema.

«La IA no es para sustituir, sino para potenciar. Vamos hacia una educación más integral, personalizada y sostenible».

Explicó cómo Human AI utiliza el lenguaje natural para detectar competencias socioemocionales de forma objetiva, sin autoinformes ni sesgos, y cómo este modelo ya está siendo implementado con microcredenciales oficiales y servicios de bienestar emocional.

«Las soft skills son las verdaderas competencias del siglo XXI. Se pueden medir, trabajar y mejorar».

Una alianza que une inteligencias

La colaboración entre Benchlab, Mentha y Human AI Tech parte de una premisa compartida: las ciudades inteligentes necesitan talento e inteligencIA. La educación superior enfrenta retos en tres niveles:

  • Saber: conocer el contexto con datos reales (Benchlab).
  • Poder: organizarse para innovar con equipos preparados (Mentha).
  • Querer: desarrollar motivación y competencias humanas (Human AI Tech).

En conjunto, estas tres entidades proponen modelos integrales para acompañar a las universidades en su evolución hacia instituciones más inteligentes, humanas y sostenibles.

Tres voces, una visión compartida

Este taller mostró que cuando se alinean datos, talento y propósito, es posible acompañar a las universidades en su transformación real. Una transformación que no es solo tecnológica, sino también humana, institucional y cultural.

«No basta con que haya universidades inteligentes. Lo esencial es que haya personas inteligentes, con propósito, colaborando para transformar». —Eliana García

Desde Human AI Tech creemos en esa inteligencia compartida que se nutre de evidencia, se concreta en acciones y se mide en impacto.

Transformación con ejemplos que inspiran

En distintas regiones de Latinoamérica, la educación y el talento digital se están poniendo al servicio del desarrollo social. Aquí tres iniciativas que nos impulsan a seguir trabajando:

Chile: formación gratuita para reconvertir el talento
Más de 700 becas para aprender programación y diseño digital en regiones como Valparaíso, Arica y Punta Arenas. Con el programa “Reiníciate en Digital”, Talento Digital para Chile y SENCE abren oportunidades reales para quienes buscan reinsertarse laboralmente. Cursos sin requisitos previos, con foco en mujeres y empleo local. Tecnología con sentido.

Colombia: espacios públicos para aprender y emprender
En Manrique (Medellín), un nuevo Centro del Valle del Software ofrece talleres gratuitos, laboratorios de prototipado y herramientas de última generación. Todo pensado para que jóvenes y emprendedores puedan transformar su realidad con creatividad y datos. ¡Ya son seis centros abiertos! Y más de 15 000 personas beneficiadas.

México: alianza para el talento del futuro
Jalisco lanza Tech Hub Act, una política pública que une gobierno, academia y empresas para desarrollar talento altamente especializado. Se promueve el inglés, la educación superior tecnológica y la atracción de inversión internacional. Un modelo de colaboración que posiciona a la región como polo digital de LATAM.

Universidades que ya lo están haciendo: tres casos reales de éxito con IA

Desde Human AI Tech, creemos que la transformación educativa no se limita al discurso. Por eso, compartimos tres experiencias universitarias que ya están implementando inteligencia artificial para potenciar el talento humano, cada una desde un enfoque distinto: empleabilidad, emprendimiento y desarrollo personal.

Universidad de La Rioja (España) – Empleabilidad y profesional del futuro

En el marco del proyecto Profesional del FutURo, la Universidad de La Rioja ha incorporado Human AI para evaluar competencias transversales desde el primer curso universitario. Los informes personalizados de nuestra IA permiten diseñar itinerarios formativos individualizados que refuerzan habilidades clave para la inserción laboral. El proyecto incluye microcredenciales y reconocimiento de ECTS, consolidando un modelo pionero de empleabilidad basada en datos.

Universidad de Navarra – Innovation Factory – Emprendimiento con propósito


A través del Global Program in Innovation & Entrepreneurship (GPIE), el centro Innovation Factory de la Universidad de Navarra ha evaluado con Human AI las competencias socioemocionales clave para el perfil emprendedor. Un estudio riguroso, basado en evidencia científica y validado por 40 expertos, que demuestra cómo habilidades como la audacia, la curiosidad intelectual o la cooperación pueden entrenarse y medirse objetivamente.

Universidad UPSA (Bolivia) – Autoconocimiento y desarrollo personal


En la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA), la IA de Human AI está ayudando a estudiantes y docentes a conocerse mejor y a fortalecer su comunidad universitaria. Milka Costas, responsable del proyecto, explica cómo el análisis de 35 competencias —desde la asertividad hasta el trabajo en equipo— permite a los jóvenes descubrir su potencial y orientar su crecimiento personal y profesional.

IA con impacto real: CIE 2025

Durante el Congreso Internacional de Educadores (CIE 2025) en Lima, María Beunza, CEO de Human AI Tech, compartió una visión clara: la inteligencia artificial puede ser una aliada real para el desarrollo humano y socioemocional en la educación.

En su ponencia “Buenas prácticas de inteligencia artificial para el desarrollo humano”, María abordó tres pilares clave:

  • Medir lo que importa: La IA puede ofrecer evaluaciones objetivas y sin sesgos de competencias socioemocionales, superando los límites de los test tradicionales.
  • Aprendizaje personalizado: Con un simple texto, es posible generar un informe inmediato que orienta a docentes y estudiantes en su proceso de crecimiento, integrando planes de acción personalizados.
  • Ética, evidencIA y accesibilidad: Human AI está diseñada desde la evidencia científica y validada con más de 10.000 estudiantes, combinando ética digital, privacidad y aplicabilidad real en contextos educativos, también con colectivos con discapacidad.

María subrayó una idea potente: “Cuanto mejor conozcamos a nuestros estudiantes, mejor podremos educarlos. Y la IA puede ayudarnos a conocerlos mejor, sin reemplazar nunca la labor del docente”.

Además, presentó casos reales de IA en educación como el del CIFP del Mar, el Colegio El Molino o Nuestra Señora del Consuelo, donde el uso de Human AI ya está generando un impacto concreto en la orientación, la tutoría y la empleabilidad de los jóvenes.